Medir el éxito del arte: Sala Prisma

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Medir el éxito del arte: Sala Prisma

La semana pasada hablamos sobre la ineficacia de considerar la asistencia a un evento cultural como único indicador del éxito de este; esa misma noche se llevó a cabo un concierto donde el detalle más destacado por este medio y otros más fue precisamente la convocatoria de público que logró.

El recital de música española “Cantabria” llenó Sala Prisma por primera vez en la historia del recinto. El dueto guitarra-voz compuesto por Arody García y Alejandra López-Fuentes vendió los boletos para la única función días antes y de acuerdo con sus organizadores muchos se quedaron en lista de espera.

A propósito titulé la nota de la cobertura “Éxito para Sala Prisma con ‘Cantabria’” porque quise aprovechar tal situación para ahondar en el tema pues aunque en la columna pasada lo mencioné no tuve la oportunidad de darle profundidad: Sí, la asistencia por sí sola no es sinónimo de éxito, pero sí forma parte de él.

Si se tratara de una investigación formal llamar “éxito” al recital del sábado requeriría, por lo menos, de aplicar una serie de encuestas a todos los involucrados; público, productores y artistas, para obtener datos sobre satisfacción, calidad de la interpretación, de la logística del evento y la infraestructura del lugar, entre otros factores.

Pero sin mencionar que andar contestando encuestas no es una actividad precisamente agradable el ejercicio periodístico requiere un poco más de prontitud en la presentación de sus contenidos.

Por esto llamarle “éxito” fue más bien un ejercicio de observación, tomando en cuenta, además de la asistencia, la expectativa previa, la reacción del público, los comentarios en redes posteriores al evento, los comentarios de los artistas sobre su propio trabajo y cómo todo esto resultó de acuerdo a los objetivos del proyecto.

Sala Prisma nació en mayo del 2018 con la intención de ser una “capilla del arte”, un espacio para las artes escénicas al norte de la ciudad. Su público meta quedó marcado desde entonces como aquellos que viven en esta zona y que por diversas razones encuentran difícil moverse hasta el centro, donde se concentra la actividad cultural en Saltillo.

Además de su ubicación Prisma busca dar a esta población contenidos musicales bien estructurados; recitales temáticos como “Cantabria” y “December Evenings”, con unas cuantas presentaciones teatrales por aquí y por allá; todo esto con la mejor calidad artística posible.

Considerando lo anterior el evento del sábado fue un éxito, pues logró sus objetivos: Acercó el arte a la zona norte, con una propuesta curada para ofrecer un recorrido por la música tradicional española y aunque no cuento con los estudios o el oído para opinar con autoridad sobre la interpretación de Arody y Ale a nivel personal encontré satisfactoria su actuación.

Y a todo esto, ahora sí, se suma el lleno total del lugar.

Sin embargo, ganar una batalla no es ganar la guerra y en el camino por su segundo año Prisma aún recurre al talento que Alejandra López y Joel García, administradores del lugar, pueden convocar entre sus amigos y conocidos —y el que ellos mismos pueden aportar—, aquellos de los cuales están seguros que tienen lo que ellos buscan en materia de calidad musical, lo cual reduce la oferta a un máximo de un evento por mes, si es que llega a haber, y esto a su vez disminuye la presencia del recinto y el potencial público asiduo.

A pesar de que su público meta sea de clase media alta y alta, educado y, en teoría, conocedor y consumidor de arte, la generación de nuevas audiencias siempre es un reto, en especial en Saltillo donde la cultura sólo atrae multitudes cuando sus contenidos son sencillos y populares.

Por esto llamar a “Cantabria” un éxito no es en vano, es colocar la vara en un punto de donde no debe bajar.

Naturalmente hay margen de error. Hablamos de gestión cultural, casi todo es subjetivo y difícil de darle seguimiento, pero ojalá este éxito de pie a la solidificación de los discursos y objetivos de Sala Prisma y comience con ello a crecer mucho más.