Once soldados estadounidenses fueron retirados de Irak para evaluarlos porque presentaban síntomas parecidos a una conmoción cerebral en los días posteriores a un ataque iraní con misiles que, según el presidente
Donald Trump, no había causado víctimas entre las fuerzas estadounidenses, dijeron el viernes funcionarios.
El principal portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, dijo que el secretario de Defensa, Mark Esper, no tenía conocimiento de los lesionados hasta que le informaron el jueves en la tarde que 11 efectivos fueron enviados para evaluación a instalaciones médicas estadounidenses: ocho a Alemania y tres a Kuwait. Hoffman dijo que la notificación a Esper se apegó a los procedimientos castrenses que no obligan a avisar al Pentágono sobre bajas a menos de que se trate de fallecidos y pérdida de extremidades o de la vista.
Todavía hasta el martes en la noche, Trump decía no tener información de que hubo lesionados entre las fuerzas estadounidenses debido al ataque iraní del 8 de enero. El tema de las bajas estadounidenses tuvo una importancia especial en su momento por considerarse que el resultado del ataque con misiles influyó en la decisión de Washington acerca de tomar o no represalias y arriesgarse a una guerra de mayor escala con Irán.