¿Quién salva a quién?

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¿Quién salva a quién?

Como siempre pasa y luego del paso de los años y del fin de la era de los Soviets, Rusia volvió a ser gobernada por un moderno zarismo

La mañana del 25 de octubre de 1917, los ciudadanos de la República Rusa se encontraron con un anuncio que inundó las calles de sus principales ciudades y que decía: “¡A los ciudadanos de Rusia! El Gobierno provisional ha sido depuesto. El poder estatal ha pasado a manos del órgano del Sóviet de Obreros y Soldados de Petrogrado, el Comité Militar Revolucionario, que dirige al proletariado y a la guarnición de Petrogrado. La causa por la que el pueblo ha luchado –la oferta inmediata de una paz democrática, la abolición de la propiedad de la tierra por los terratenientes, el control obrero de la industria y la creación de un Gobierno de los sóviets– ha quedado asegurada. ¡Viva la revolución de los trabajadores, soldados y campesinos!”.

Era la revolución rusa, el movimiento que llevó a los bolcheviques al poder y que cambió el mundo del siglo 20. Muchos años antes, las dos grandes glorias de la literatura rusa, Dostoievski y Tolstoi, predijeron una revolución que pondría fin al Imperio de los zares. No se equivocaron, pues el deseo de cambiar de régimen para dejar atrás al zarismo se había impregnado en la sociedad rusa como la humedad en una casa.

Y el cambio llegó con una revolución que pretendió resolver una crisis social de una base campesina atrapada en el feudalismo, pero con sus principales ciudades desarrollándose en la industrialización, con trabajadores ideologizados en el marxismo que predicaban Lenin y Trotsky, los líderes del movimiento bolchevique.

De la revolución que muchos conocen como “De Octubre”, el periodista norteamericano John Reed publicó el libro “Diez Días que Estremecieron al Mundo”, un registro apasionante de los acontecimientos en Petrogrado, hoy San Petersburgo, entonces la capital rusa.

“Diez Días que Estremecieron al Mundo” es un relato histórico del corto periodo cuando el Gobierno provisional, que había llegado al poder después de la caída del régimen zarista en febrero de 1917, fue reemplazado por quienes se hacían llamar bolcheviques, los seguidores de Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, líder moral del movimiento de quien hoy se cumplen 96 años de su muerte y cuyo cuerpo embalsamado pueden ser visitado en el Mausoleo ubicado en la Plaza Roja de Moscú, cuando murió en el lejano enero de 1924, grandes multitudes esperaron haciendo fila durante meses para presentar sus respetos.

El libro de Reed, contó con una introducción del propio Lenin, que escribió: “Sin reservas, lo recomiendo a los trabajadores del mundo”. Reed, un periodista radical estadounidense, graduado de Harvard, que informaba desde Rusia para el periódico socialista The Masses, hace un apasionado recuento de primera mano desde el país que llevó a la práctica el socialismo, la utopía del hombre nuevo, un mundo de igualdad social y sin injusticias, el sueño de la liberación del hombre por el mismo hombre. Pero eso no sucedió nunca y el sueño se convirtió en pesadilla.

Y es que tras la repentina muerte del ideólogo y precursor de la revolución, Lenin, llega al poder un burócrata resentido: Josef Stalin, un dictador que impuso un régimen brutal donde la ausencia de libertades y derechos individuales, y hasta los crímenes de lesa humanidad fueron el sello. Aquello derivó en fascismo y se arrasó con todo vestigio del sueño de Lenin. En toda la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se silenciaron voces y movimientos como la “Primavera de Praga”, un intento de liberación de la entonces Checoslovaquia, acallada por los tanques soviéticos.

Así que esos “Diez Días que Estremecieron al Mundo” terminaron siendo 70 años que estremecieron y convirtieron un ideal en una era de oscuridad y atraso para muchos países que se liberaron a la caída de la Unión Soviética en 1989, hace ya 30 años. Y es que nada es para siempre y los muros sí caen.

Pero como siempre pasa y luego del paso de los años y del fin de la era de los Soviets, Rusia volvió a ser gobernada por un moderno zarismo que ha impulsado la idea de que sólo el capitalismo puede salvarlos de las fauces del comunismo que los había liberado de las garras del capitalismo, y así por los siglos de los siglos. Y la pregunta entonces seria: ¿quién salva a quién?

@marcosduranf