1.- Todas las consecuencias reales que la pandemia de coronavirus está dejando en el mundo del entretenimiento se verán, en su exacta dimensión, hasta dentro de varios meses, quizá años. Que las salas de cine de muchos países, incluyendo el nuestro, estén completamente cerradas es algo que muchas generaciones no habíamos visto. Quizá la última vez que Europa vio esto fue durante la Segunda Guerra Mundial. Pero aquí en México, por el contrario, los cines vivieron una época de oro en aquellos lejanos años.

2.- No se trata de pintar un panorama oscuro, apocalíptico y terrible. Simplemente hay que entender la situación en su justa dimensión para adaptarnos a ella y recuperarnos los más rápido posible cuando haya terminado. Así lo entendió la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (la que entrega los premios Oscar) y, por eso, sus miembros decidieron donar 6 millones de dólares a los trabajadores más vulnerables de la industria del cine porque ¡se quedaron completamente sin trabajo! Y la situación se va a alargar.

3.- Dentro del mundo de la pantalla grande no todos son Tom Hanks o Steven Spielberg. Muchos técnicos, extras, dobles de acción, asistentes y pequeños proveedores, por mencionar sólo algunos, se quedaron sin recursos y sin proyectos a la vista. Gran cantidad de personas que actualmente se dedican al séptimo arte, o a otras formas de entretenimiento como el teatro y espectáculos en vivo, tendrán que cambiar de profesión para seguir teniendo ingresos. Y esta es justamente la razón por la que el “show business” se verá afectado a mediano y largo plazo.

4.- Muchos de los que dejen de trabajar en entretenimiento no van a regresar. Y será cuando estalle la verdadera crisis en la producción de películas, obras de teatro y espectáculos en general. Dentro de tres o cuatro años, veremos transformaciones fundamentales en el modo en que consumimos entretenimiento. Guarden este comentario y platicamos al respecto en 2025. Ahora bien, quizá esto no sea tan malo. Es probable que el mundo del espectáculo se convierta en algo más democrático, diverso e incluyente. Quizá sea el momento de inventar nuevos modos de producir cine y espectáculos en vivo.

5.- Tengo ejemplos muy cercanos de la crisis del entretenimiento. Todos mis amigos y conocidos dentro del ambiente teatral de Monterrey, cerraron sus teatros o dejaron de producir nuevos espectáculos. Empezaron a subir a internet grabaciones de sus obras del pasado para que sus seguidores pudieran entretenerse de un modo gratuito, durante el encierro. El punto es que, desde antes de la pandemia, los teatros ya vivían una crisis terrible: los públicos ya eran muy escasos. ¿Será el coronavirus el último clavo que cierre la tapa del ataúd del teatro? No lo sé.

6.- Un detalle que me impresionó mucho durante esta pandemia fue el anuncio que hizo el palacio de Buckingham del discurso sobre la pandemia que la reina Isabel II dará el día de hoy domingo, a las 8 de la noche, tiempo de Londres. En los 68 años que lleva sentada en el trono, sin contar los saludos de Navidad, solamente ha dado otros tres discursos de esta naturaleza al mundo: cuando estalló la Guerra del Golfo en 1991, cuando falleció la princesa Diana de Gales en 1997, y cuando murió su madre en el año 2002.

7.- Ya comentaremos lo que la monarca diga en este nuevo discurso histórico, en cuanto lo hayan publicado. Pero el simple hecho que la mujer, quien cumplirá 94 años de edad el próximo 21 de abril, haya decidido pronunciarse sobre la actual pandemia, deja bien clara la gravedad de esta y las repercusiones que tiene en el planeta. Eso por esto que debemos de aprovechar el tiempo extra que tenemos en esta cuarentena para hacer introspección. Así, cuando haya terminado, podemos regresar al mundo más fuertes, enfocados y con una nueva versión de nosotros mismos. En realidad ¡puede ser una gran oportunidad!