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A saltillenses 'les vale' el uso del cubrebocas
Los contagios de COVID-19 continúan propagándose en el Estado, y el número de fallecidos sigue aumentando. Incluso un análisis del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington, en Seattle, previó que Coahuila podría registrar 7 mil muertes por coronavirus en los próximos meses; sin embargo, esta cifra disminuiría a casi la mitad si la mayoría de los ciudadanos utiliza el cubrebocas y respeta las medidas sanitarias. Pese a esto, es muy común encontrar personas sin cubrebocas y en aglomeraciones en la calle y plazas.
Hasta este viernes la entidad contabilizó mil 283 decesos y un acumulado de 21 mil 377 casos de coronavirus en lo que va de la pandemia. A la fecha, hay 2 mil 092 casos activos en Coahuila, de los cuales 552 se encuentran en Saltillo, el municipio con más contagios activos y también con más pacientes hospitalizados (185 casos, entre sospechosos y confirmados).
Con estas cifras y con las órdenes implementadas por el Gobierno de Coahuila desde el 18 de marzo, el inicio de la contingencia sanitaria; y luego el 18 de mayo, la reactivación económica con restricciones sanitarias, parecería que los ciudadanos se habrían acostumbrado al uso del cubrebocas de forma obligatoria y al respeto de las medidas preventivas para cuidar la salud propia, de la familia y la comunidad.
Un recorrido hecho por VANGUARDIA por la zona de mayor afluencia y actividad económica en la ciudad muestra lo contrario: el Centro Histórico de Saltillo sigue siendo visitado por personas que no usan cubrebocas o lo utilizan mal.
Esta problemática se agudiza en calles de gran actividad comercial, como la Victoria, Aldama, Allende, Pérez Treviño y Acuña, ahí hay gran cantidad de ciudadanos que no porta cubrebocas, el cual es obligatorio según el Gobierno del Estado, el Ayuntamiento de Saltillo y los acuerdos del Subcomité de la Región Sureste.
Los puntos de mayor aglomeración de personas han sido los bancos o cajeros automáticos, donde a medida que se extiende la fila se pierde la sana distancia de 1.5 metros entre cada persona, lo mismo ocurre en el exterior de algunas tiendas departamentales o de abarrotes o frutas.
Estos lugares son visitados para realizar actividades deportivas, gastronómicas y de convivencia, lo cual resulta conflictivo para los usuarios, pues ¿cómo podrían jugar los niños y jóvenes con la mascarilla puesta?, ¿o cómo socializan la parejas en la vía pública?, ¿o cómo podrían comer elotes, nieves y otros antojitos?
Sin embargo, aunque la gente haya terminado sus alimentos, es frecuente que no se pongan el cubrebocas mientras descansa o pasa un tiempo de esparcimiento en los espacios públicos.rotéjase! Aunque el cubrebocas es clave para disminuir contagios de coronavirus, en las calles, centros comerciales y plazas públicas numerosas personas hacen caso omiso a los mensajes de las autoridades.