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Tres mexicanos ante el mundo
Uno que, en un sexenio anterior, fue responsable de seguridad, en proceso por varias acusaciones de complicidad con mercado de enervantes. Otro que lo fue de defensa nacional en el pasado régimen, que acaba de ser apresado, en Los Ángeles, por supuesto apoyo a cartel y uno más que, siendo secretario de Hacienda, fue llamado a ser, por un año, coordinador de la junta de gobernadores del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
Un buen contraste de esta trilogía de servidores públicos, dos con cuentas que aclarar y uno cuyas cuentas bien contadas lo convierte en invitado a un destacado servicio de coordinación internacional. Revela la paradoja constante –con sombras y luces–de esta comunidad nacional que lo mismo asombra por talentos que escandaliza por actividades ilegítimas. La opinión pública espera ver si las pruebas se presentan con suficiencia y si se revelan más involucrados en caso de que se comprueben delitos.
ABIGARRADAS ELECCIONES
Con sana distancia se dará la presencia de electores en la elección dominical. Uno sólo se fija en colores, otros en siglas, aquellos en nombres propios personales, estos en fotos publicadas, o en alguna declaración, en síntomas de rectitud o, los más bien informados, porque conocen propuestas de los candidatos para el bien común.
Para algunos la boleta será la primera vista. No faltan los que extienden el confinamiento hasta la abstención. Abundan los que votan por “Cantinflas” o por “El Loco” Valdés o por uno que juzgan capaz pero que no está en la boleta.
¿CRECER SIN DISTRIBUIR?
Es el pecado político y social del mundo contemporáneo. Tarda uno en creer la exactitud de los datos que dan algunos encuestadores. ¿84 por ciento de la riqueza mundial, en manos del 3 por ciento de sus pobladores? Es una tremenda concentración de recursos en que la repartición se hace por rebanadas y migajas. Es una violencia estructural y funcional para una desigualdad intolerable e inhumana.
La saturación de riqueza en minorías ha generado una pandemia de despojo, insolvencia y marginación increíbles en una época de grandes adelantos tecnológicos. La tarea de los tres cuartos de siglo que se aproximan es la de no quedarse en un crecer sin distribuir que ha producido elefantiasis y monstruosidades, tumores en lugar de desarrollo orgánico Y saludable.
Se intenta bienestar sin ser y sin tener. Urge el acceso universal a los bienes básicos de tierra y techo, bocado y ropa, escuela y trabajo, salud y recreación, generalizando la gratuidad de lo indispensable. Sobre ese cimiento se podrán construir las prosperidades proporcionadas en el compartir y colaborar, en lugar del competir.
‘SI ME ARRIMO TE INFECTÓ’
“No sé qué tanto riesgo soy para ti”, parece decir la persona que vemos con mascarilla protectora en sitios de aglomeración o de encierro. O que guarda su distancia al conversar o hace el mejor saludo actual que es sólo una inclinación con la mano sobre el corazón.
Es el protocolo de convivencia y de encuentro. La espontaneidad del apretón de manos, del abrazo palmeado y apretado, del beso en la mejilla ya es vista como infracción, como acoso o como asedio.
El encuentro virtual no puede quedar estacionado. Ha de progresar para asemejarlo lo más posible al encuentro presencial. No basta el ver los cuadritos en la pantalla de rostros inmóviles. Tendrán que venir adelantos e innovaciones que le pongan vida casi cinematográfica a zoom, jitsi o meet, o a otras aplicaciones que ya resultan insípidas.
Cuando seamos inmunes volverá la espontaneidad...