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Hemos superado las 100 mil muertes oficiales por COVID
Hace casi cinco meses, el 26 de junio de este año, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, afirmó que el grupo de científicos que él encabeza había calculado que “un escenario muy catastrófico” de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 implicaría que perdieran la vida 60 mil mexicanos a causa de la enfermedad provocada por dicho patógeno. Ayer, en las cifras oficiales del Gobierno de México, superamos las 100 mil víctimas fatales.
Imposible olvidar o ignorar las palabras que el “zar del coronavirus” pronunció hace 169 días, cuando en nuestro País se acumulaban ya casi 26 mil decesos a causa de la peor contingencia de salud que haya padecido la humanidad en el último siglo.
Y resulta obligado recordar sus palabras porque la cifra oficial de muertos supera ya en más de 40 por ciento las previsiones realizadas por quien fue puesto a cargo de la atención de la contingencia debido -al menos en teoría- a sus impecables credenciales científicas.
Hugo López-Gatell dijo, a finales junio, que llegar a la cifra de 60 mil muertos implicaba un escenario “muy catastrófico”. El adjetivo debe resaltarse para cuestionar cuál es el que debe aplicarse a la cifra actual de muertos.
¿Cuál es el superlativo que debe añadirse al término “catastrófico” hoy, que se ha superado el peor escenario previsto por quienes fueron designados como responsables de atender la contingencia sanitaria?
Independientemente de la respuesta a la pregunta anterior, lo que resulta obligado cuestionar es si Hugo López-Gatell y compañía aparecen hoy como individuos capaces de seguir al frente de la estrategia nacional para contener la propagación del virus y su estela mortuoria. Porque si sus peores predicciones han resultado a tal grado incorrectas, lo mínimo es cuestionar su capacidad para atender la situación actual y futura.
Que el presidente Andrés Manuel López Obrador se equivoque en sus apreciaciones, o que invoque el uso de amuletos para contener el avance del virus puede disculparse, pues él no es médico y sus opiniones respecto de la naturaleza y efectos de la pandemia no pueden ser asumidas como opiniones calificadas. Pero que los especialistas que él designó para ocuparse del tema se equivoquen de esta forma es una cosa muy distinta.
Más de 100 mil mexicanos han perdido la vida en las cifras oficiales. Y decir “cifras oficiales” resulta obligado porque de acuerdo con diversos cálculos serios, la cifra real podría ser al menos del doble. Se trata de un fracaso monumental en la estrategia de contención de la pandemia.
¿De verdad nadie es responsable en este País de este fracaso estrepitoso? ¿En serio nadie puede ser señalado como culpable de la pérdida de decenas de vidas humanas debido a una estrategia fallida en la atención de la contingencia sanitaria?
La respuesta no puede ser que nadie es responsable. La respuesta no puede ser que la culpa es de los ciudadanos. La respuesta no puede ser que quienes han muerto perdieron la vida porque irremediablemente iban a morir.
La respuesta tiene que ser otra.