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2017, año de los quemados
2017 será recordado como el año de los quemones o año de los quemados.
Pocas reputaciones salieron ilesas. Desgraciadamente, en la sociedad actual basta con que alguien haga una denuncia pública en redes (ni siquiera tiene que hacerse de manera legal) para que el señalado se convierta en un paria social.
El juicio es expedito y el veredicto suele ser inapelable y brutal. No requiere pruebas ni evidencias y difícilmente admite el derecho de réplica o argumentación defensiva.
Es como los Juicios de Salem, ni más ni menos. La mera presunción de que alguien practicaba la brujería bastaba para que cualquiera terminara “well done” en las llamas del puritanismo.
Hoy es igual, sólo que el jurado no tiene rostro, sino perfil de Facebook y cuenta de Twitter y la hoguera es la del desprestigio, por lo que las quemaduras son de carácter eminentemente social.
¿Cómo llegó el mundo a este punto?
Todo empezó con la elección de un Presidente de los Estados Unidos con un antecedente de calavera y chacal, que deja bien parado a Barba Azul como un auténtico gentleman. Desde la campaña electoral salieron a relucir sus comentarios que el llamó “plática de vestidor” pero ruborizarían hasta los clientes de una pulquería: “grab them by the pussy!” (y luego resulta que el “bad hombre” es uno).
Pero el primer Presidente gringo del Movimiento Naranja, una vez en el cargo, quiso rebajar a todos a su condición, sobre todo al gremio de actores y actrices de Hollywood que en su momento no pararon de hacer escarnio de ese esperpento llamado Donald J. Trump.
Y comenzaron a salir a la luz los más oscuros episodios de conductas inapropiadas de algunos famosos.
Gente del medio del entretenimiento que hasta hace unos meses era respetada e incluso temida, hoy ha sido vetada hasta de Netflix y no tiene de momento cabida en ningún proyecto.
El primer balconeado fue Harvey Weinstein , magnate de la industria al que se le atribuye la creación y destrucción de estrellas al capricho de sus apetencias sexuales.
Hoy su nombre apesta a azufre, como grosería en iglesia, a pesar de que hasta hace poco era uno de los productores más renombrados y el favorito de muchas de nuestras estrellas más queridas.
La voladora se posó enseguida, cual negra mariposa, sobre el histrión y ganador del Oscar, Kevin Spacey, quién no alcanzo a decir “K-Pax!” cuando ya le habían matado a su protagónico de “House of Cards” e incluso, en tiempo récord, el director Ridley Scott eliminó todas sus escenas de su más reciente filme y las volvió a rodar con Christopher Plummer en sustitución ¡a menos de un mes del estreno y ya con la campaña promocional al aire! Así de bravo está el miedo.
Luego se dejó venir una larguísima lista de celebridades a las que se les imputan desde flirteos de mal gusto, acosos y una larguísima lista de “no te pases, de veras”.
Podría reproducir aquí los nombres más destacados para nosotros, pero insisto, ninguno de ellos ha sido juzgado por autoridad alguna, sólo han sido señalados por sus acusadores y condenados por la opinión pública, así que sería un tanto injusto meterlos a todos en esta galería de la infamia, aunque algunos de ellos bien lo merezcan.
Ese fue en una muy apretujada síntesis, el Año de los Quemones. Ello ocurrió en la Meca del Cine y otras grandes capitales del entretenimiento en Estados Unidos, porque en México la farándula y el comercio sexual es algo que jamás se ha visto mezclado (ajá).
Pero en Coahuila nuestros quemados del 2017 fueron menos glamurosos y muy poco tienen de carismáticos o de talentosos (a menos que se considere talento la asociación delictuosa).
Los tres grandes tatemados del 2017 fueron, en orden de aparición (usted decida a quién le otorga el oro, la plata y el camote):
1.-Ex Gobernador Jorge Torres López. Aunque el ya estaba bien cocinado al calor de la ignominia, Torres López había permanecido oculto, se dice, sobreviviendo a base de cheetos y jugando Xbox. ¡Pero ándale. cochino! Que se nos pone bien malo y no le quedó ya más remedio que salir a buscar atención médica. Dado que lo anda buscando la mismísima DEA, aunque sufrió de un infarto, se me hace que tuvieron que convencerlo de ir al hospital: ¨N’ombre, ahorita se me pasa, denme una coca con limón”.
El queme para Torres López, a estas alturas de su desprestigio es que, al igual que las ratas, la única manera de sacarlo de su escondrijo es con algo de humo.
2.-Ex Senador y ex diputado, Alejandro Gutiérrez “La Coneja”. Como ya usted sabe (a menos que de verdad se la esté pasando ebrio todo el maratón Lupe-Reyes) el distinguido coahuilense fue detenido acusado de desvío de recursos públicos hacia campañas del PRI, en una investigación que involucra a personajes tan relevantes como Manlio Fabio Beltrones “Capu” y Luis Videgaray, garay, garay.
El doradito final en este achicharramiento, es que a Gutiérrez se le atribuye, según testigo, la frase “¿Y por qué sigue vivo?”, en relación al individuo que filtró la información que condujo a su detención. ¡Ay, güey!
3.-Ex Rector UA de C y recién nombrado Secretario de Finanzas, Blas Dávila Flores. Él podrá decir misa y alegar que todas sus cuentas han sido debidamente avaladas, pero el estar citado por la Auditoría Superior de la Federación, es un honor que nadie se gana de manera gratuita. Si se le citó es porque hay una investigación importante. Se le pide que aclare el destino de algo así como nueve millones de pesos (en realidad una minucia para lo que se pierde en Coahuila).
Pero en su calidad de nuevo Tesorero del Estado (honorabilísimo cargo donde se han desempeñado otras fichitas como Javier Villarreal) la verdad es que el presunto desfalco en la Universidad, deja a don Blas cocinado término medio.
Pues bien, ellos fueron los tatemados 2017, porque en realidad, con estas fichitas, los quemados somos los coahuilenses.
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