Les bastaron los últimos minutos del partido de vuelta para empatar a dos el marcador final y llevar hasta la última instancia el partido, a penales. La precisión favoreció al América que en ninguna de sus oportunidades falló.
La suerte ya estaba echada y con dos errores de La Máquina, el grito de campeón, campeón cambió de bando, ahora los americanistas celebraban, tal vez, el campeonato que más sudor y lágrimas les costó.
Con información de El Heraldo de México