Usted está aquí
88.36
88.36 pesos. Es el salario mínimo en el país. Y aunque usted no lo crea señor lector, somos legión los que lo ganamos. Por eso estamos jodidos, pues. Por eso el país está como está. El país no funciona del todo. Nunca ha funcionado. Se mantiene con alfileres, delgados alfileres soportando una pesada estructura de mexicanos los cuales también, casi siempre jugamos el mismo juego: apenas sobrevivir con lo que ya definimos como mínimo para no hacer olas. Año con año el inicio es el mismo: escándalos de corrupción, elecciones cuestionadas en Edomex y Coahuila (ya en el olvido), violencia sin fin y claro, lo que pega directo a usted y a mí, una inflación duplicada.
A punto de terminar el sexenio de Enrique Peña Nieto, nada funciona. La llamada docena trágica (Vicente Fox y Felipe Calderón, del conservador Acción Nacional al frente del país) al parecer, se empiezan a extrañar por una buena parte de la población. El hartazgo de ellos propició la vuelta del PRI a los Pinos. La cosa es que llegó un político formado en la mercadotecnia y propaganda, no en las lides sociales ni mucho menos en la academia. Al final del sexenio, el túnel en el cual transitamos los mexicanos está igual de oscuro e incierto que siempre.
No voy hablar aquí –por lo pronto– de las calamidades que nos azotan en todos los órdenes y estratos. Me voy a focalizar en una bestia apocalíptica la cual nos pega a todos y rápidamente en el bolsillo. Van los datos rápidos y duros del año que recién dejamos: a mediados de año pasado, los precios comenzaron un rápido crecimiento a la alza. La inflación fue del 6.16 por ciento, más del doble que el mes de mayo del año 2016 (2.6). Un nuevo máximo desde abril de 2009. La tendencia sigue hoy. Estas fueron las cifras que empezaron a preocupar. Pero, el terror nos araña la espalda cuando sabemos que en Ciudad Acuña, esta inflación es del 9 por ciento. ¿Hay algo qué celebrar o eso de las “buenas noticias” por parte del nuevo Gobernador, Miguel Riquelme y Enrique Peña Nieto, nuestros gobernantes?
Ya no producimos nada. No somos autosuficientes en nada. Todo lo importamos. Y si todo lo importamos, la inflación nos va a comer. Es lo que está pasando. Pero, los analistas están viendo con preocupación que, amén de tener una inflación galopante en carburantes, gasolinas, productos de la tierra como las hortalizas, las frutas, las verduras y un largo etcétera, la inflación se está presentando en áreas de servicio tradicionalmente firmes, como la tintorería (6 por ciento de inflación) o los costos de hospitalización (5 por ciento). El dólar anda en los 18-19 pesos por unidad.
ESQUINA-BAJAN
Según las buenas maneras del Banco de México se tenía contemplada una inflación de entre el 2 y el 4 por ciento, no llegar apenas a mitad del año pasado a un demencial 6.16. En traducción directa al cristiano es lo siguiente: el gobierno de Peña Nieto no puede. Y lo anterior es lo que usted y yo vemos diario al ir al súper, a la tienda de la esquina o a la tienda de barrio. Datos para el horror: con respecto a los precios del año pasado, y por ejemplo, el aguacate se incrementó un 95 por ciento, el chile serrano 44 y el tomate un 43, sí, esos productos que en su mesa o en la mía, lector, no pueden faltar. Es nuestra dieta centenaria y no va a cambiar. Los mariscos (es temporada, pues) han aumentado un 30 por ciento y la gasolina de alto octanaje un 27, de acuerdo con su liberalización de precio y gradualmente en todo el país.
Se suceden más aumentos y en cascada en este primer trimestre de año (ya todo el trimestre y no sólo enero, es la cuesta o subida al Monte Everest, le dicen con sorna muchos). Ejemplos rápidos y al azar: la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) ya anunció de los nuevos aumentos que están en vigor a partir de este año y usted ya los vio. Los pasaportes aumentaron entre 6.4 - .7 por ciento y eso a usted le pega directo en su economía por el cotidiano intercambio de vida, mercancías y visitas a los Estados Unidos de Donald Trump. Los directivos de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac) anunciaron en su oportunidad de sus incrementos en sus cartas por el alza al gas y a la gasolina.
“Para efectos prácticos seguimos teniendo un solo proveedor que es Pemex. Sigue habiendo de arranque un solo precio.” El análisis anterior con respecto al precio de la gasolina que no bajó, no obstante su liberación en el país, es de Fernando González Piña, vicepresidente de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo). Y usted lo sabe, con el aumento o manteniendo los precios de la gasolina y el gas… todo sube: los costos de las habitaciones de hotel, el pan y tortillas cotidianas de la tienda de la esquina, los restaurantes, la lavandería, los libros, el autobús local y foráneo de pasajeros… Lo anterior en estado macroeconómico es lo siguiente: cerramos con una inflación anual del 6.69 por ciento. Lejos, lejos de las expectativas de tener un país fuerte y domado.
LETRAS MINÚSCULAS
88.36 pesos es el salario mínimo. ¿Usted vive dignamente con esto?