Al dorso de una defensa histórica

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Al dorso de una defensa histórica

Tigres debutará el sábado ante Santos con un equipo diferente al que se consagró en Navidad. Jugarán, en este caso, futbolistas que no han tenido mucha participación en el último semestre.

La decisión que ha tomado el cuerpo técnico sugiere ser acertada. El absurdo calendario mexicano no ha sido benévolo con el último campeón, sino todo lo contrario.

Lo ha condenado a volver a exigirse después de una tremenda exigencia y sin concederle el descanso necesario, como si ello fuera el “premio” por haber sido el mejor del Apertura pasado.

A la imprudencia y a la escasa consideración de la Liga MX también se ha sumado Santos, un club que a cambio de demostrar su grandeza competitiva, le salió lo mezquino.

Vio por sus intereses, que para su causa puede ser razonable, pero descuidó ciertos detalles que en los códigos subterráneos del futbol pueden regresar a uno con mucho más fuerza.

El “Chepo” De la Torre cree que su equipo puede encontrarse con un Tigres menos resistente y más vulnerable. La teoría indica que por las circunstancias y lo coyuntural, es probable que alguna ventaja pueda aprovechar. Sin embargo, en el futbol, estos atajos suelen ser relativos.

Pero el rival de Tigres será el propio Tigres. Un equipo que apenas ha regresado a los entrenamientos y que, sumado a las ausencias por el lógico descanso que Ferretti le dio a la base de su armazón —desde Guzmán hasta Gignac—, hace suponer que no será lo mismo.

Y no lo será empezando por el armado de una defensa que perderá a sus tres históricos alfiles como Ayala, Juninho y Torres Nilo, jugadores íconos que se han convertido en inoxidables durante toda esta última gestión de Ferretti.

Un trío de defensores que ha creado una capa de inmunidad lo suficientemente acerada que prácticamente no ha permitido que ningún oportuno “invasor” se quede con el puesto.

La dilatada continuidad del 75 por ciento de la defensa de Tigres ha ayudado a cementar la base del equipo, con todas las ventajas que se consideren partiendo desde el conocimiento mutuo como método de superación.

Pero también, al dorso de este éxito defensivo, queda expuesto a cielo abierto la poca planeación de Tigres pensando en el recambio generacional.

Y si esa planeación existe, no se alcanza a divisar. Los centrales trabajados que esperaban su turno ya no están –Hugo Rodríguez, Briseño, entre otros—, queda Rivas –suspendido— como el único con “derecho” a sustituir a cualquiera.

Aparte, desde hace largos años que en Tigres no se promueve a un canterano como opción interesante que exija a los consagrados.

Pero tampoco Ferretti le ha dado oportunidades a quienes se han esforzado por ser competentes en esos puestos. La defensa de Tigres, excepto el lateral derecho, tiene un candado cuya llave parece haber sido empeñada hasta la perpetuidad.

Ahora, el propio Ferretti, por cuestiones premeditadas, pero también forzadas, se ve obligado a improvisar, a abrir el manual de los experimentos, a desempolvar un plan B que muchas veces ha caducado antes de que se echara a andar.

¿Cuántos futbolistas, que asomaban como alternativa, no se han ido del club cansados por no tener chance de jugar?

Ferretti hoy ha “descubierto” que no tiene una pareja de centrales que le haga sombra a sus principales torres. Es cierto, no es una situación tan dramática porque es algo temporal, pero sí es un llamado de atención para un futuro a corto o mediano plazo porque nada en la vida, y muchos menos los jugadores, duran una eternidad.