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Allá no hay, pero aquí sí
Jalisco tiene tres vírgenes. Debe haber más, supongo. Pero no estoy hablando de vírgenes terrenas, sino de las celestes, de Vírgenes, con uve mayúscula. (Así, uve, o ve, se nombra la letra que antes llamábamos ve chica. Ha cambiado mucho esta pequeña letra. Ahora ya ni siquiera es labiodental, como antes, sino bilabial, igual que su homófona, la be. En el Colegio Ignacio Zaragoza, colegio invicto y triunfante, el Hermano Inspector nos aplicaba un examen de ortografía, y pronunciaba muy bien los vocablos que debíamos escribir. Por ejemplo, para que escribiéramos avena dictaba afena. Todos escribíamos: afena. Ahora la Academia prescribe que la ve o uve representa el mismo sonido que la be en todos los países de habla española. Ya no debemos decir, por tanto, afena, sino abena. Quién sabe qué iremos a hacer con tanto cambio... Perdón por el paréntesis tan largo. Ya lo cierro).
Las tres vírgenes que tiene Jalisco son la de San Juan de los Lagos, la de Talpa y la de Zapopan. Las he citado por riguroso orden alfabético, para que no haya sentimientos. A estas tres vírgenes les dicen “Las Comadres”, y ya se sabe cómo son las comadres de sensibles.
La devoción a la Virgen de Talpa inspiró a Francisco Rojas González uno de sus más bellos cuentos, aquel del niño tuerto que sufría mucho porque en la escuela sus compañeritos se burlaban de él. Le decían “el poca luz”, “farol apagado” y otras burletas propias de los niños, que son más crueles aún que los adultos.
Todos los días el chamaquito tuerto llegaba a su casa llorando. O semillorando, si se me pide precisión. Su pobre madre se afligía. Lleva a su hijo al santuario de la Virgen y llorando le pide a la Señora que le haga el milagro de que su hijo ya no sea tuerto. Al salir de la iglesia un cohetón estalla en el ojo bueno del pequeño y lo deja ciego. La madre vuelve al templo y se postra de rodillas ante la sacra imagen. Con lágrimas de felicidad le agradece a la Virgen el milagro que le acaba de hacer: su hijo ya no es tuerto; ahora es ciego. De un tuerto se burlan todos, pero de un ciego nadie hace burla jamás.
En las Nueve Esquinas, barrio entre los más populares de Guadalajara, hay una birriería a la que voy sin falta cuando llego temprano a la ciudad. En la casa donde ahora está esa birriería nació Rojas González. Pocos tapatíos lo saben. Cuando les doy el dato dicen:
-Ah.
Y yo me siento feliz con ese comentario.
La segunda comadre es la Virgen de San Juan de los Lagos. De las tres Comadres ella es la que tiene más devotos. Pero ¡cuidado! esta Señora goza fama de vindicativa, quiero decir, de vengadora. Si le pides un milagro y le haces una promesa -por ejemplo, dejar de fumar, o no ver ya nunca a Fulanita, y ella te hace el milagro, y tú no le cumples la promesa, entonces la Virgen te envía una desgracia enorme, como enfisema, o casarte con Fulanita. Hay muchachas que se llaman Sanjuana -hay que decirles Sanjuanita- porque sus mamás se las prometieron a la Virgen de San Juan. Si en vez de Sanjuana les hubieran puesto Janice, Jeanette o Jean, la Virgen se habría enojado mucho y habría hecho caer sobre las desdichadas una terrible pena. Forúnculos en la región glútea, o qué sé yo. Lo mejor es tener formalidad y cumplir la manda.
Mañana: La Virgen de Zapopan.