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Almada Bay, presea Vito Alessio Robles 2016
La historia no está muerta, ni está distante. El hoy no es sino la extensión de la permanente acumulación de lo sucedido. La historia se ha vestido de novedad, en todo caso. Conocerla es el paso más importante para comprender en dónde estamos parados y por cuánto tiempo estaremos ahí.
Al no pertenecer al gremio de los historiadores, en una de ésas he dicho una barbaridad. En cualquier caso en eso he encontrado motivos para, por ocasiones, entrarle a los archivos históricos, y siempre apreciar el valor de lo sucedido, y, por encima de todo, conocer grandes seres humanos que –ellos sí– han hecho de ese campo del conocimiento una fructífera vida.
Este próximo martes 22 de noviembre, al caer la tarde, el doctor Ignacio Almada Bay recibe la presea Vito Alessio Robles al Mérito Histórico 2016. Cuando hablo de buenas personas, de trayectorias que a cada paso siembran bien y reciben frutos, me refiero precisamente a casos como el de don Ignacio Almada.
Doctor en Historia por el Colegio de México, la trayectoria del ahora galardonado no puede reducirse a unas pocas líneas: es miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde hace ya varios años, integrante de la Red de Estudios Históricos del Noreste de México, responsable de un cuerpo académico sobre el Gobierno y la cultura escrita en la Nueva España. Y un largo etcétera.
Entre otros, en su haber el Premio Banamex Anastasio G. Saravia de Historia Regional Mexicana, por su tesis de doctorado “La conexión Yocupicio: soberanía estatal, tradición cívico-liberal y resistencia al reemplazo de las lealtades en Sonora 1913-1939”.
En resumen, la recuperación de la memoria histórica del occidente del País agradece los trabajos de Almada Bay. Sonora, su lugar habitual de residencia, ha sido el objeto de estudio al que regresa una y otra vez para entenderlo, reinterpretarlo, compartir sus hallazgos. Y Sonora es pieza clave para entender el México de ahora.
Su ya de por sí prolífica carrera académica está lejos de descansar. Entre lo que pronto verá la luz, una obra magna sobre Álvaro Obregón construida, a fuego lento, como investigador visitante en diversos centros universitarios del País.
Inexplicable el gusto que provoca que tan sólido Centro de la patria chica, como lo es el Alessio Robles, reconozca a profesional tan completo a quien por fortuna conozco por mi tierra adoptiva.
Para esta edición, la elección del ganador corrió a cargo de Jean Meyer, Carlos Herrejón, Luis F. Barrón Córdova, Josefina Moguel y Javier Villarreal Lozano. De lujo.
Cuando en su centro laboral, El Colegio de Sonora, se supo lo del reconocimiento muy pronto envió un correo destacando la importancia del trabajo con sus colegas directos, en el Centro de Estudios Históricos de Región y Frontera. No se trataba de falsa modestia: “las personas no se construyen en el vacío ni hay carreras por generación espontánea”, me ha compartido en más de una ocasión. Es un gran hombre que sin regateos comparte el mérito. El premio que recibe, de alguna manera, lo reciben todos con quienes ha compartido a lo largo de 25 años ininterrumpidos como profesor investigador.
Quienes estén en Saltillo, cerca del Centro Cultural Vito Alessio Robles por aquello de las 19:00 horas, no duden en acudir al evento.
Dentro del marco de la presentación, el galardonado dictará la conferencia magistral “La frontera norte de México como corredor. Ayer, hoy y mañana. Algunas notas para su estudio”. En todo ello hay garantía.
@victorspena