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Asentamientos inhumanos
Toda urbanización ha de ser humana.
Tener como centro a la persona humana. En los planos reguladores de las ciudades, hechos para evitar riesgos innecesarios y para organizar un crecimiento con trazos previos inteligentes y preventivos, han de detectarse las zonas vulnerables.
Casi siempre son zonas baratas que se sitúan cerca de ríos y arroyos que pueden desbordarse o de cerros que pueden tener derrumbes. Son sitios en que suele haber contaminación de residuos tóxicos. Son terrenos próximos a sustancias inflamables o explosivas. Son habitaciones contiguas a edificios dañados por antigüedad o por sismos. Son edificaciones en suelos que se hunden por túneles de minería… Y muchos más expuestos a otras causas de inseguridad.
Cada año escuchamos las mismas noticias de desastres en muchos hogares por las mismas causas demoledoras que no hayan tenido oportuno remedio.
Se nota la ausencia de una constante inspección previsora en las zonas mencionadas. El informe actualizado y puntual de todos los riegos latentes puede dar origen a proyectos de protección, antes de que se consumen las catástrofes y se sumen las víctimas.
Hay muchas iniciativas generosas y solidarias cuando ya llegaron las calamidades con sus damnificados adicionales. Se tienen ya preparados sistemas de ayuda inmediata verdaderamente ejemplares, admirados e imitados a nivel mundial. Se requiere emplear la misma destreza con que se tapa el pozo para evitar que el niño se ahogue.
Así como se recomienda en la vida doméstica que, cuando los niños empiezan a andar, se haga una revisión completa del hogar para descubrir y suprimir todo lo que al niño pueda dañar, igualmente los asentamientos humanos requieren, cada semestre o cada año, una observación cuidadosa realizada por gente debidamente capacitada.
Una red de responsables podría proporcionar una información inmediata de todo lo que se vea como amenazador para la comunidad, desde un alambre caída por la lluvia hasta manejos imprudentes del gas natural o la desaparición de señalamientos en calles, avenidas y bulevares.
Las nomenclatura de calles corregida y su ordenada numeración domiciliaria puede cancelar el riesgo, nada despreciable, de evitables pérdidas de tiempo. Los asentamientos humanos han de humanizarse sin demoras ni insuficiencias para el bien común y la seguridad integral imprescindible y de la cual toda la comunidad es responsable…