La azafata Olivia Sievers, jamás imagino que encontraría a su más fiel amigo durante sus frecuentes viajes a Argentina. Por su trabajo,Olivia paraba en la ciudad de Puerto Madero y se hospedaba siempre en el mismo hotel.

En una de sus tantas visitas se encontró a un perro callejero, al que le ofreció comida y un poco de cariño, fue tanto el agradecimiento de la mascota, que cada que Olivia hacía escala en el mismo hotel, él perro rubio ya la esperaba en la entrada.

Cuando la mujer se iba, el perro desaparecía y regresaba cuando sabía que ella ya se hospeda en el hotel de Puerto Madero. 

La azafata en uno de sus viajes decidió contactar a una organización para el cuidado de animales sin hogar, para que le diera un refugio temporal a la mascota.

Lo que determinó que Olivia adoptara a “Rubio”, fue que en otra visita a la ciudad, el perro escapó del refugio para verla a ella y la esperarla en el mismo lugar de siempre.

Después de algunos meses de trámites, Rubio y Olivia ya viven juntos en Alemania y comparten una gran casa y un jardín.