Quienes creemos de buena fe en el sistema democrático pensamos que en toda elección debieran contender las mejores propuestas y quienes las encarnan, si así fuera, gane quien gane, la sociedad sale ganando. Desear contendientes mediocres para ganar fácilmente es profundamente antidemocrático.

Por lo general, la sociedad suele estar dividida entre aquéllos que participan en los procesos políticos y los que se abstienen. Entre los primeros, una enorme mayoría suelen tener definidas sus afinidades y preferencias. Los indecisos son minoría aunque suelen definir los resultados.

Frente al inminente proceso en Coahuila, por primera vez me ubico en esa minoría indecisa, no por falta de opciones; sino porque veo varias alternativas viables. Entiendo que la mayoría estará indefinida porque no encuentra opciones atractivas.

Desde esa minoría indecisa me pregunto cómo sería una boleta electoral ideal; es decir, con los mejores candidatos y propuestas en el proceso electoral para Gobernador de Coahuila. Qué bueno sería participar en una elección sabiendo que el ganador será buen gobernante o, en el peor de los casos, no tan nocivo como el “moreirato”. 

Entre los que aspiran, creo que Lenin Pérez haría un excelente gobierno. Lo ha demostrado en Ciudad Acuña que pasó de ser un Municipio inseguro donde se palpaba el temor, a una comunidad viva, alegre, segura y con la mirada puesta en el futuro. Es el líder moral de UDC, que se está jugando su consolidación como alternativa real de poder en el Estado. Su visión de gobierno brinda un equilibrio adecuado entre el Coahuila innovador y económicamente dinámico que necesitamos y el trabajo preferencial, sensible y eficaz por los coahuilenses más necesitados.

Por su parte, Armando Guadiana es la voz ciudadana más reconocida por su denuncia de la corrupción gubernamental que impera en Coahuila. Su tenacidad y persistencia son sus principales atributos. Desde temprano enfrentó al poder autoritario de Coahuila, cuando la enorme mayoría bailaba al son del autoritarismo populachero. Entre todos los aspirantes, Guadiana es el único que, directamente, ha generado miles de empleos para miles de familias coahuilenses. Como empresario de orígenes humildes ha demostrado que el éxito es posible con esfuerzo, trabajo y dedicación. Precisamente lo que necesitamos.

Acción Nacional enfrenta una coyuntura histórica. ¿Estará a la altura de las circunstancias? ¿Apostará al PAN corrupto de Guillermo Anaya o Luis Fernando Salazar, ese PAN que sólo cosecha derrotas absolutas, frente a un PRI desprestigiado en la Nación entera? Ojalá el PAN haga lo correcto: regresar a los nobles valores del humanismo político, a la lucha democrática desde la honestidad congruente y la eficiencia.

En la boleta ideal que estoy imaginando, el PAN debería llevar como abanderado al actual alcalde de Saltillo, Isidro López Villarreal.

Aunque muchas cosas no me gustan de su estilo personal de gobernar, tiene potencial para ser más exitoso, Coahuila lo merece. No tengo duda de que es la mejor opción para Acción Nacional, quien más se acerca a los principios que requiere Coahuila de un gobernante y el único en el PAN que podría despertar la esperanza de cambio.

Finalmente, en el PRI, partido que desde su origen se sostiene en una red de complicidades y corrupción que le da vida proceso tras proceso, que desde sus bases genera un voto corporativo por compra o amenaza y desde sus élites amasa prebendas que se sustentan en un poder que deriva de esa compra de votos. Ya lo vimos, el PRI no cambia ni cambiará. Peña Nieto lo demostró con creces. Con todo, debemos buscar la opción más sana o menos dañina para Coahuila.

En tal caso creo que Javier Guerrero sería la mejor opción para el PRI. Es su único aspirante que ha reconocido actos de corrupción en la deuda pública y sus secuelas; actos por los que personas con nombre y apellido deben pagar con cárcel. El único que demostró no temer a la  prepotencia autoritaria de Rubén Moreira. Ya es algo.

Una boleta así ofrecería al elector las mejores opciones. Ya es algo.

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