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Brujas, Santos y difuntos
Ya con Horario de Invierno.
Después de un otoño de temblores, huracanes, aguaceros con inundaciones y probadas de anticipado frío, termina octubre con el túnel mítico, glorioso y escatológico en que nos topamos con brujas, con Santos y difuntos.
Todas las brujas, todos los Santos y todos los difuntos. Disfraces embrujados, júbilo de fiesta por todos los bienaventurados y altares de ofrendas evocadoras. Mediáticamente se explota la veta del terror, de lo fúnebre, de lo sombrío, de lo horripilante. Y la cultura popular vive su dìa de muertos con visitas a los cementerios recién aseados para cubrir las tumbas familiares o amigas con coronas y ramos de flores y elevar oraciones.
Hay en sitios de concurrencia, altares de frutas, flores, alimentos y objetos de recuerdo en memoria de personajes históricos o gente famosa por arte o por letras. Cada altar resulta único por la originalidad con que presenta las peculiaridades, las preferencias, las alusiones al difunto homenajeado. Allá uno con carabinas y cartucheras, silla de montar y sombrero galoneado. Acá otro con guitarra, molcajete de salsa colorada y frutero con mangos, plátanos y piña. En esta escuela, un altar con libros, matraces y tubos de ensayo y caja de puros porque se recuerda al profesor de Química que fumaroleaba su habano en los recesos. Todo con buen gusto y con una vistosa combinaciòn de colores, olores y sabores.
La noche del último día de octubre es la víspera de la fiesta de Todos los Santos. Y esa es la noche abigarrada con tradiciones paganas que evocan diabluras y embrujamientos de una niñez disfrazada de horror que toca puertas para recibir dulces y esa otra corriente creciente que acentúa la víspera de la alegría cristiana por la gloria de los santificados. Los niños se disfrazan de príncipes, santos o ángeles y la niñas de princesas o de santas. Salen a tocar puertas y llevan medallas y estampas y quienes los reciben no les dan dulces sino fruta saludable.
La muerte ya no es muerte desde la resurrección de Cristo. Es pascua como condición para la resurrección. Lo importante el Día de Difuntos es la plegaria más que la visita, el altar y las flores. Lo de brujas tiene raigambre en el paganismo y es copia de la cultura anglo-sajona del país vecino del norte. Es loable el contrapeso latinoamericano que, desde la noche del dìa anterior, ùltimo de octubre, anuncia el gozo de la victoria de quienes ya alcanzaron la plenitud eterna, participando de la gloria Divina.
Cada comunidad y cada familia combina la trilogía de esta ensalada festiva, inclinàndose hacia la imitación extralógica de la cultura importada o hacia la depuraciòn de la fe y del folclor nacional...