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Burló ‘El Chapo’ dos veces cercos militares
MÉXICO, D.F.- La leyenda se agiganta. Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, quien con su fuga pueo en jaque al Estado mexicano, burló ya dos veces el cerco de sus perseguidores. Primero fue a finales de julio en Los Mochis, Sinaloa, y hace ocho días, en un rancho de la Sierra Madre.
En ambas ocasiones, según fuentes cercanas a la investigación, el hombre más buscado de América se ha librado en el último momento de caer en manos de los implacables comandos de la Marina.
Y ahora, herido en las piernas y el rostro, volvió a perderse en la inmensidad de las montañas del noroeste, su tierra natal. Por cuánto tiempo es un misterio. El presidente de la República, golpeado por su fuga, ordenó una gigantesca movilización. Miles de soldados, policías y agentes de inteligencia le pisan los talones. Hasta Estados Unidos se sumó a la cacería. El duelo es histórico; la persecución, implacable. Pero “El Chapo”, de momento, resiste.
Nadie sabe con seguridad cómo logró evadirse dos veces en menos de dos meses. Si hubo suerte, previsión o directamente un aviso es algo que, posiblemente, quedará enterrado para siempre. Ya 2014, en las semanas anteriores a su detención en un piso turístico de Mazatlán, también escapó en el último instante.
Blindaje lo ayudó
Fue en una casa de seguridad de Culiacán. Una puerta de blindaje hidráulico le dio los minutos necesarios para huir por un pasadizo que desembocaba en las alcantarillas. Tras este episodio, del que también salió herido, decidió romper su círculo de seguridad, en la creencia de que estaba minado por los servicios de inteligencia, y buscar refugio de las montañas de Sinaloa. Antes de su partida, acudió a ver a su esposa y sus hijas gemelas. Esa visita fue su perdición.
Ahora, todas las sospechas le vuelven a situar en el denominado Triángulo de Oro, entre Sinaloa y Durango. A ese agreste reino narco han sido desplazadas las unidades de la élite de la Marina. Curtidas en la guerra contra el crimen organizado (100 mil muertos y 25 mil desaparecidos desde 2006), estas fuerzas son de las pocas que en México gozan de la confianza plena de Estados Unidos.
La reconstrucción muestra que, tras su huida de la cárcel de El Altiplano, “El Chapo” fue conducido en coche hasta Querétaro, en el centro del país. Y desde allí llevado en avioneta hasta las montañas de Sinaloa. En ese territorio se juega la principal partida.
Sus movimientos se han vuelto imprevisibles. Los saltos y huidas son continuos. Y a sus hombres no les tiembla el pulso a la hora de disparar. Poco les importa que sean tropas de Infantería o los comandos de la Marina. Antes de permitir la captura de su jefe, están dispuestos a matar y morir.. © EL PAIS, SL. Todos los derechos reservados.
En menos de dos meses
> Mientras el Ejército desplegó controles en casi todas las arterias, la Marina rastrea sin contemplaciones los pueblos perdidos en la Sierra Madre.
> El operativo, con apoyo de los servicios de inteligencia, ya dio frutos.
> El piloto que llevó a “El Chapo” hasta Sinaloa ya fue detenido. Y los drones de Estados Unidos intervenido llamadas clave del entorno del criminal.
> El cerco, con estos medios, se ha estrechado. Pero el capo, libre en un territorio que conoce como la palma de su mano, demostró una enorme capacidad de evasión.
La cacería
> “El Chapo” no actúa solo, lo ayuda su histórico socio, Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los grandes capos del narco mexicano.
> Fuentes oficiales citadas por medios mexicanos señalan también una estratégica y reciente alianza con el Cártel Jalisco Nueva Generación.