Candidatos en búsqueda de una nación

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Candidatos en búsqueda de una nación

Luigi Pirandello (1867-1936), dramaturgo italiano, escribió una obra titulada “Seis personajes en busca de autor”; precursora del teatro del absurdo. 

En ella, seis personajes dialogan con un director de teatro –sobre el escenario– para pedirle que los haga reales, porque el dramaturgo que los creó los dejó atrapados en su fantasía pero no, en alguna obra particular.

Las próximas elecciones del 6 de junio ocurren en un escenario similar al de esta obra teatral: 21 mil 368 puestos políticos estarán en juego para “construir” una nación imaginada por un autor que congeló en su fantasía a los candidatos para esos puestos.

Levante la mano aquel que piense que los candidatos a esos puestos públicos “construirán” –desde su irrealidad o fantasía partidista o independiente– una nación acorde con el futuro que México se merece. Un México decente, empático y compasivo. Un México generoso, incluyente y tolerante. Un México solidario. Un México en el que la pobreza o la muerte –del que sea– nos cimbre el alma. Un México justo y digno para todos. Un México en el cual, todos quepamos en un abrazo, sin distinción o pregunta alguna. Un México capaz de radicalizar nuestra incipiente democracia, apuntalar la participación ciudadana e impulsar nuestra fuerza para competir en un mundo globalizado. Un México sin miedo a brillar en el mundo, desde su corazón e inteligencias reflejados en un espejo humeante de obsidiana.

Levante la mano aquel que piense que 500 candidatos –o actores– a diputados federales, 15 gobernadores, 16 alcaldes de las delegaciones de la Ciudad de México, mil 63 diputados locales y mil 926 ayuntamientos y juntas municipales lograrán convencer a una nación de su propósito electoral: “construir” desde su “ilusión” el futuro que ella se merece.

En el mejor de los casos, persuadirán a 94 millones 800 mil mexicanos de votar por ellos, para que se repartan el poder desde su fantasía irreal. Pero nada más.

Por ello, el director de teatro, apesadumbrado, los escuchará y se preguntará: ¿dónde están los políticos –o actores– que puedan en realidad construir el México que todos nos merecemos? ¿Cuánto más hay que esperar? Para acto seguido, dejarlos hablando, congelados, en su fantasía e irrealidad.