Carta abierta a un estudiante de la UAdeC

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Carta abierta a un estudiante de la UAdeC

Como tú, yo también estudié en la Universidad Autónoma de Coahuila. Egresé del Ateneo Fuente primero, y de la Facultad de Jurisprudencia después. Dos instituciones alguna vez icónicas del Estado. Pero no hablaré de mí, sino de ti, que eres alumno y con tu voto mayoritario elegirás rector para los próximos tres años.

No sé si estás enterado, pero la próxima semana el Consejo Universitario emitirá la convocatoria para renovar a la máxima autoridad en la casa de estudios. Antes, esperarán a que tu exrector, Blas Flores Dávila, comparezca mañana lunes 22 ante la Auditoría Superior de la Federación, en la Ciudad de México, pues ha sido citado para resarcir un desvío por 9 millones 052 mil pesos que le achacan durante su administración, en 2013, cuando fungía como tesorero.

De no comparecer, se tendrán por ciertos los hechos que se le imputan (daño al erario).
No obstante, él no es el único que ha sido señalado en el pasado reciente por malversación de recursos públicos.

A su antecesor en el cargo, Mario Alberto Ochoa, también lo investigó la Auditoría Superior de la Federación por permitir que durante su segundo periodo rectoral (2011-2013) la UAdeC sirviese de intermediaria para que dependencias federales como Pemex, IMSS, CFE o Semarnat contratasen sin licitación servicios con empresas privadas, algunas de las cuales fueron creadas poco tiempo antes de firmar los contratos. Al vapor. Entonces fueron identificados 10 documentos irregulares, pero extrañamente no trascendió el asunto.

Si te das cuenta, el modus operandi fue idéntico a “La Estafa Maestra”, investigación de Animal Político y “Mexicanos contra la Corrupción e Impunidad” publicada en 2017 que descubrió cómo el Gobierno federal utilizó universidades públicas (al menos ocho) para triangular recursos hacia empresas fantasmas (por lo menos 7 mil 670 millones de pesos).

Antes de retomar el punto inicial, cito un ejemplo más: con Blas Flores en la Rectoría (hoy secretario de Finanzas en la administración estatal), el Gobierno de Coahuila dejó de aportarle 223 millones 772 mil 700 pesos a la UAdeC durante el ejercicio fiscal 2014, mismos que ya estaban comprometidos y representaron el 10.2 por ciento del total que debió recibir ese año, como consta en la Auditoría Financiera y de Cumplimiento 14-4-99018-02-0512.

Dicho en otras palabras: le rasuraron un diezmo. ¿Y sabes qué? Nadie lo reclamó.

Y si consecutivamente miramos hacia atrás, encontraremos un denominador común entre los inquilinos de Rectoría: cercanos al PRI y particularmente a los hermanos Moreira. Lo mismo fueron sus empleados Jesús Ochoa Galindo que Heriberto Fuentes Canales o José María Fraustro Siller.

Quizá pienses que nada de lo anterior afecta tu esfera personal. Que por la Universidad estás de paso y, mientras apruebes materias, avances de grado y eventualmente te gradúes, habrás cumplido tu obligación.

Sin embargo, el círculo vicioso no se rompe. Durante los últimos 20 años, un reducido grupo de funcionarios ha rotado entre las principales posiciones del organigrama universitario. En esas mismas dos décadas, coincidentemente, no han existido huelgas de maestros ni manifestaciones de alumnos, mucho menos movimientos organizados entre unos y otros, lo cual no quiere decir que todo esté en orden.

Hay, eso sí, un control institucional. Vertical. Justificado en dogmas de fe como la “libertad de cátedra”. Y hay también una apatía que da miedo.

Por ello es absurdo pretender un cambio de ruta empoderando a uno de los mismos. Particularmente si a ti, como a mí, te indignan los casos que acabo de relatar.

Cortita y al pie

Contigo, sin ti, o a pesar de ti, Salvador Hernández Vélez, expresidente del Comité Directivo Estatal del PRI (del 15 de octubre de 2011 al 2 de julio de 2012), será investido como tu próximo rector. El tablero está inclinado y los dados cargados.

A menos, por supuesto, que tú emules la novela de José Saramago: “Ensayo sobre la lucidez”, donde la mayoría de los electores decide votar en blanco y, con ello, emprender una revolución pacífica. Silenciosa. Y no legitimar la supuesta democracia.

La última y nos vamos

Si bien es cierto que la designación de rector en otras universidades es privilegio de un consejo de notables, en el cual no tienen cabida los alumnos, mientras la UAdeC mantenga ese método de participación, tendrás ante ti una boleta donde con dos opciones, una de las cuales dirá “nuevas elecciones”.

Hace años que a la Universidad Autónoma de Coahuila le urge aire fresco. Oxigenarse. Alrededor de 24 mil estudiantes como tú, inscritos en 29 facultades, 28 escuelas, cuatro centros y tres institutos, tienen el poder para dar un golpe de timón.

Un golpe de autoridad.

@luiscarlosplata