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Ciberadicción
Que una vez más un chiquillo haya terminado con su vida porque le quitaron un celular, es un hecho que nos duele a muchos; no solo a esa pobre madre, víctima ahora –seguramente– de culpa, dudas y dolor.
Vivimos en una era tecnológica que cuestionamos y criticamos; pero, cuya vorágine no sabemos cómo frenar, pese a que nos ha atrapado a chicos y grandes por igual, desde hace ya varias décadas.
La tecnología es maravillosa en cuanto a que nos facilita la vida; sin embargo, qué pasa con la gran controversia de que nos acerca a los que tenemos lejos y nos ha alejado de las personas que tenemos cerca.
No solo eso. El uso excesivo de la tecnología en el manejo de comunicación e información puede producir un síndrome clínico con características similares a las “adicciones químicas”; que interfiere en el desarrollo de nuestras obligaciones diarias, pudiendo complicarse con problemas físicos, psicológicos y sociales.
Esa es la realidad: desafortunadamente, la ciberadicción es uno de los principales males que aqueja a nuestra sociedad, gracias a la poca o nula aptitud de autorregulación que poseemos.
Ciberadicción
Conocido también como trastorno de adicción a internet (Internet Addiction Disorder, IAD), la ciberadicción supone una patología que se desarrolla con el abuso en la utilización de Internet, a través de diversos dispositivos (ordenadores, celulares, tabletas, etcétera), que interfiere con la vida cotidiana.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la ciberadicción como una "adicción sin sustancia"; es decir, la coloca junto a otras como la ludopatía (adicción a juegos de azar y apuestas) o las compras compulsivas (oniomanía).
Ciberadicción en las organizaciones
Como toda adicción (orgánica o psicológica, con o sin sustancia), la ciberadicción desgasta la mielina, elemento que cubre y protege las fibras neuronales que trasmiten cargas eléctricas en el sistema nervioso central.
Si no entendemos que el uso desmedido del celular (y otros dispositivos para checar Internet) genera un caos en nuestro cerebro y nos resta capacidad en las habilidades de pensamiento ejecutivo: atención, concentración, memoria, rapidez en toma de decisiones, etcétera; difícilmente buscaremos autorregularnos y combatir el síndrome.
En las organizaciones, la ciberadicción supone una pérdida importante de tiempo –equivalente a impuntualidad, inasistencias o trabajar enfermo– debido no solo a la inversión de largos períodos frente a los dispositivos electrónicos, sino también a que se ejecutan tareas con un cerebro agotado, lento, torpe y desenfocado.
Si has detectado una baja en la productividad de tus colaboradores, por una ciberadicción, y quieres apoyarlos, contáctanos. Estamos para servirte.
Dominio Comunicación: Comunicación efectiva para tu vida personal y profesional. (55) 2212 7220.