Community Managers, ISIS, y terrorismo postmoderno

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Community Managers, ISIS, y terrorismo postmoderno

Hace un año, tras meses de intensas batallas contra las milicias kurdas, ISIS se replegaba de Kobani, una ciudad que era considerada estratégica. Era una de sus primeras derrotas en Siria. Finalmente, después de meses de victorias continuas, se podía apreciar que ISIS no era invencible. Era una derrota que había que contar y analizar, del mismo modo que se habían narrado todas y cada una de sus victorias. 

Sin embargo, dos días después, antes de que los medios de comunicación hubiesen podido penetrar en el tema lo suficiente, ISIS sacaba a la luz un nuevo video. Horrífico. Un piloto jordano ardía en llamas en una jaula. ISIS lo había conseguido una vez más. Nadie hablaba de su derrota en Kobani. La conversación versaba en torno a su capacidad para ejercer daño y presión política. ¿Qué era lo que ISIS había logrado entender, no acerca de la violencia, sino acerca de la comunicación de la violencia? 

Con la llegada de la radio y la televisión, la posibilidad de usar al terrorismo con el fin de afectar psicológicamente a terceros y propagar el mensaje político deseado, se elevó enormemente. En tiempos de redes sociales y de viralización de videos, esa afectación se consigue de manera mucho más eficiente. ISIS ha entendido que la guerra se ubica más en esta otra esfera que en Siria, en Irak, en Libia o Afganistán. De acuerdo con un estudio de Brookings, los seguidores de ISIS operan unas 46 mil cuentas activas en Twitter. Funcionarios estadounidenses indican que esa organización emite un promedio de 90 mil tuits diarios. Además de su estación de radio, ISIS cuenta con una oficina de medios de comunicación encargada de producir y distribuir su revista en línea, fotos y videos. 

Mediante esas herramientas, los jóvenes community managers de ISIS eligen no sólo los blancos a atacar, sino los targets a quienes se va a dirigir cierto mensaje. Desarrollan contenidos. Utilizan símbolos. Escogen el lenguaje, la música de fondo, las citas del Corán, las voces. Preparan infografías que sus audiencias —otros jóvenes como ellos— van a poder entender y capturar en unos pocos minutos, comprendiendo la prisa, la dispersión, y el bombardeo de información a la que esas audiencias se someten cotidianamente. Se trata esencialmente de jóvenes hablando a jóvenes en un lenguaje común. La capacidad de daño psicológico —la esfera real a la que el terrorismo es dirigido— se multiplica. Por consiguiente, cuando ISIS consigue sumar grupos y seguidores a su causa, más que exportarles armamento o enviarles dinero, lo que hace es capacitarlos en estrategias comunicativas o hacerse cargo de ellas de manera directa. 

Si se entiende lo anterior, entonces se puede concluir que las estrategias para combatir a esta organización deben incluir ideas más novedosas en el campo de la comunicación. Es indispensable ir adelante de ellos y hacer esfuerzos más eficaces para contrarrestar su narrativa, más ahora, cuando esa organización está sufriendo las derrotas más importantes desde 2014. Y, quizás esas estrategias serían mejores si, como lo hace la contraparte, fueran pensadas por jóvenes para jóvenes. (Agradezco a Sofía Quintanilla por su colaboración para la preparación de este texto). 

Twitter: @maurimm