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Cómo vivir con miedo al pasado: testimonio
CHILPANCINGO.- Ha pasado más de un año del secuestro de su padre y Mario aún se siente deprimido. No sale de casa más que para lo indispensable, y casi nunca en fin de semana. Como varios empresarios capitalinos, se ha marchado. Sólo viene en ocasiones para revisar su negocio, pues a su edad —tiene 46 años— es difícil probar suerte en otro lugar: siempre ha vivido en Chilpancingo.
La FGE asegura que en secuestros este año, la tendencia va a la baja. Según sus cifras, de 2011 a la fecha se han cometido 754 plagios; 2013, fue el año en que más delitos de este tipo se denunciaron (207), seguido de 2012, cuando registraron 165, y 2011, año en el que el órgano contabilizó 137.
Hasta agosto de 2016, habían ocurrido 54 secuestros en Guerrero. En enero, el mes con más alta incidencia, ocurrieron 10; seguido de mayo, con 8; febrero, abril y junio, con 7; agosto, con 6; julio, con 5; y marzo, con 4; Chilpancingo y Acapulco fueron las ciudades en las que más se denunció el delito.
Aunque este crimen de alto impacto ha bajado considerablemente, según estimaciones del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, este año Guerrero se mantiene en el 4° sitio a nivel nacional, antecedido por Tamaulipas, Morelos y Tabasco, con tasas de 16.18%, 6.92% y 4.48% por cada 100 mil habitantes, respectivamente; Guerrero alcanza 3.66%.
Ante este panorama, empresarios de Chilpancingo, víctimas de secuestros, no han reconstruido sus vidas: un suceso de tal magnitud, comentan.
TESTIMONIOS
Un familiar de un empresario secuestrado este año, cuenta que mientras el Estado se mantenga en los primeros lugares de violencia, no podrán sentir un respiro.
Mario, quien pidió ser llamado de ese modo por motivos de seguridad, dice que la vida se detiene. Guarda rencor contra las autoridades y contra la gente que secuestró. Siente temor todo el tiempo.
Aunque hay gente tras las rejas, dice, la libertad de movimiento termina. No sólo es su seguridad, es que “volteas a la calle y ves que no es que no ocurran secuestros, entre más percepción de violencia hay, más miedo a la denuncia tenemos. A mi familia le tocó en 2015, pero en este sigue el delito”.
Sus hijos le preocupan y el futuro es la esperanza a la que se aferra, no por él, sino por ellos.
Su padre trata de trabajar como siempre, pero la familia completa quedó vulnerable después del rapto. Dice que lo importante no es narrar cómo secuestraron a su padre, sino las secuelas con las que sobrevive la familia: su mamá se paralizó, de ser una mujer productiva ahora no quiere salir. A sus hijos les tuvo que decir que era posible que no vieran más a su abuelo. Cuando todo acabó, se despidieron de la ciudad en la que nacieron.
SEQUELAS DE UN PLAGIO
Mario prefiere omitir detalles sobre los captores de su padre. “De mentadas de madre no me bajaban… Es una presión psicológica terrible, no tienes muestra de vida y pueden pasar varios días sin que ocurra nada”.
Acusa que a más de un año del plagio, las investigaciones aún no acaban y hay muchas cosas que se dejan de investigar. No sabe en quién confiar, si en la PF, el Estado, porque durante el proceso se dio cuenta de la colusión que hay entre el crimen organizado y las instituciones.
A DETALLE
Los plagios en Guerrero según cifras oficiales en 2016:
> Hasta agosto, habían ocurrido 54
> Enero, el mes con más alta incidencia, ocurrieron 10.
> Seguido de mayo, con 8.
> Febrero, abril y junio, con 7.
> Agosto, con 6
> Julio, con 5
> Marzo, con 4