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'Con este carácter, ni yo misma me soporto'
ESTIMADA ANA:
Cuando era joven y soltera, mi carácter siempre fue tranquilo y sobre todo, muy alegre. Igual cuando comenzamos a ser novios mi ahora esposo y yo, llevábamos una relación llena de afecto y muestras constantes de cariño, convivíamos mucho con amigos y familia y entre nosotros todo era miel sobre hojuelas.
A partir de que nos casamos y más aún cuando nació nuestra primera hija, mi carácter cambió al extremo. Ahora difícilmente soy como lo era antes, pues con muy poco pierdo la paciencia, me enojo con facilidad y grito cada vez con más frecuencia.
Ya tenemos tres hijos y son muy impaciente con ellos, a veces siento que me rebasa la situación por completo. Y es que los tres están pasando cada uno por distinta etapas. El mayor tiene casi 19 años y ya está en la universidad y como usted sabe, es la etapa de andar en la calle, en fiestas, con amigos y también cuando comienzan a querer tomar o fumar y a mí, todo eso me preocupa demasiado.
La segunda es una adolescente de 13 años y su carácter es muy especial, a veces pienso que no le doy gusto con nada, que es demasiado exigente y no la tengo contenta con nada. Por todo reclama, de todo se queja y pelea constantemente con la más pequeña, de 10 años.
En el caso de la menor, siempre es lo mismo, pues quizá ha sido la que hemos consentido más, por ser “la bebé” de la familia. Pero ya llegó al punto de que nos chantajea por cualquier cosa.
Y es allí donde comienzan los pleitos, pues los mayores la quieren regañar, me reclaman a mí por no ponerle un alto y permitir que me grite y todo se vuelve una verdadera batalla.
Mi esposo trabaja todo el día y poco se entera de todo lo que sucede en casa. Trato de no platicarle muchas cosas, pero no lo puedo evitar y cuando regresa saco la lista de quejas.
Me he dado cuenta que cuando comienzo a platicarle, él se molesta, me dice que me equivoqué en mis decisiones y terminamos peleando y discutiendo como todos los días. Entre nosotros ya nada es lo mismo, se ha perdido la comunicación y la cordialidad, ya no somos cariñosos ni con nosotros mismos ni con nuestros hijos.
Además de todo, en esta ciudad no tengo familia, no conozco a nadie a quien recurrir cuando me siento desesperada. Amigas no tengo, más bien son solo conocidas algunas de las mamás del colegio.
A veces tengo ganas de salir a desayunar con amigas como lo hacía antes, pero ya ni de eso tengo tiempo, pues el día entero estoy dedicada a mi casa, a mi esposo y mis hijos. Me siento desesperada, no sé qué hacer, ya no me gusta este carácter que tengo y quiero volver a ser la misma de siempre. Le agradezco su atención.
Ma. Elisa
ESTIMADA MA. ELISA:
Es algo completamente natural que los cambios en la vida personal o social de las personas provoquen que el estado de ánimo se desestabilice y de pronto te encuentres en un estado constante de estrés.
Criar a los hijos conlleva múltiples e interminables tareas que muchas veces las madres de familia se sienten superadas y más si son quienes prácticamente están todo el día con ellos, sin el apoyo directo del papá, como es tu caso.
No olvides que los hijos imitan lo que ven en casa, y si ellos te ven que constantemente gritas, te enojas y pierdes la paciencia, pronto lo estarán haciendo también, como el caso que comentas de tu hija mediana.
Muchas veces nos molesta el comportamiento de nuestros hijos, porque olvidamos que son niños y la edad que tienen. Si realmente estuviéramos conscientes, entenderíamos la manera de educarlos y todo fluiría con mayor facilidad.
Y como el primer paso para querer solucionar el problema es darse cuenta y reconocerlo y eso ya lo estás haciendo, el segundo punto que considero importante es el apoyo de tu esposo. Si la comunicación entre ustedes es la adecuada, debes hablarle de lo que estás pasando, que necesitas más su apoyo en el cuidado y crianza de sus hijos, de esta manera podrás dedicar unos minutos a ti misma, a cuidarte y relajarte, porque si no estás bien tú, tus hijos difícilmente podrán estabilizarse.
Te recomiendo además que busques relacionarte más con amigas o conocidas, hacer ejercicio, caminar y relajarte para que toda esa responsabilidad que representa educar a tres hijos, sea cada vez menos complicada y más placentera.
ANA