El fin de semana pasada Kim Yo-jong, la hermana del dictador norcoreano Kim Jong-un, ya profirió amenazas.
“Dentro de poco la inútil oficina de relaciones entre el Norte y el Sur quedará completamente destruida”, dijo, misteriosamente.
Según varios expertos, Pyongyang estaría utilizando estas campañas de propaganda para propulsar una crisis con la que presionar a Seúl a la hora de revivir ciertos proyectos económicos conjuntos y hacer notorio su enfado por la falta de progreso en las conversaciones nucleares con Estados Unidos, encalladas desde la fallida cumbre de Hanoi de febrero del año pasado. “Los folletos son una excusa o justificación para subir su apuesta, fabricar una crisis e intimidar a Seúl para obtener lo que quieren”, analizó Duyeon Kim, del Grupo Internacional de Crisis.