Cuando cierras los ojos… ves lo que amas

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Cuando cierras los ojos… ves lo que amas

Muestra. Esta exhibición marca la primera ocasión en que el artista se ha alejado de los métodos tradicionales de pintura. Foto: Vanguardia/Orlando Sifuentes
La exposición de ilustración digital ‘Cuando cierro los ojos’ de Alfonso Rosas es una exploración técnica que el artista realizó sobre un tema muy personal; estará disponible durante un mes en la taberna El Cerdo de Babel

¡No te lo pierdas!
“Cuando cierro los ojos” de Alfonso Rosas
Ilustración digital
Taberna el Cerdo de Babel
Abierto de lunes a sábado
De 16:00 a 02:00 horas
Cada pieza vale $1,500 pesos.

 

Al cerrar los ojos, Alfonso Rosas se transporta a un mundo paralelo, mágico, donde lo esencial de su vida se presenta a través de metáforas visuales que, como el artista que es, ha plasmado sobre un lienzo digital en su más reciente exposición.

Inaugurada la noche del jueves 5 de abril en la taberna El Cerdo de Babel, “Cuando cierro los ojos” es una muestra de ilustraciones digitales con las que el sonorense —con 13 años viviendo en Saltillo— invita al espectador a adentrarse en un mundo como el nuestro, pero donde todos sus mensajes están ocultos a plena vista.

Esta exhibición marca la primera ocasión en que el artista se ha alejado de los métodos tradicionales de pintura en favor de las nuevas tecnologías para crear sus imágenes, decisión que, nos comentó, está basada en factores prácticos y de exploración.

Foto: Vanguardia/Orlando Sifuentes
Esta es una serie muy íntima, muy personal, y me da mucho gusto poderla compartir”.“Esta expo inició con la idea de hacerle un retrato a mi hijo y eso me llevó a conectarme con mi infancia”
Alfonso Rosas, artista.

“Yo no he dejado la pintura”, aclaró, “pero tengo ya cinco años con mi estudio de tatuajes y esto me ha quitado tiempo de poder pintar y he estado más inmerso en la ilustración digital, haciendo diseños, dándole gusto al cliente”.

“En esta ocasión se trata de ser más honesto con lo que estoy haciendo, no querer forzar las cosas. Si ahorita estoy trabajando más lo digital dije, ok, vamos a sacar una buena serie pero con las herramientas que estoy usando. A final de cuentas un artista lo es con un pincel o un gis o con una tableta, agregó.

Este cambio le permitió no sólo la facilidad creativa de hacer y deshacer en los programas de dibujo, sino que también de esta manera le fue posible imprimir varias series de su trabajo —25 impresiones por obra— abaratando el costo de sus piezas, que suelen superar los 35 mil pesos y permitiendo que estas imágenes estén más accesibles a un público mayor.

Foto: Vanguardia/Orlando Sifuentes

“Quiero que el arte se vaya, quiero verlo en más lugares, lo que uno está expresando pues que la gente se lo pueda llevar y no nada más una sola persona”, comentó.

En cuanto la obra, en cada ilustración, además de los elementos de estilo y color —una paleta que resalta por sus rojos y naranjas muy vivos—, aparece una gema roja y brillante, como una especie de cristal luminoso, que une la narrativa.

Este cristal tiene su origen en la experiencia del artista al momento de, precisamente, cerrar los ojos. “Cuando medito aparece un punto rojo, me enfoco en un punto rojo, que comenzó a tomar otra dimensión y se volvió una gema”, explicó.

Foto: Vanguardia/Orlando Sifuentes

“Esa gema ya en la serie tiene una connotación muy importante, porque le da una imagen visual a lo que tu más pudieras amar. Energía pura, consciencia, inocencia, esperanza, amor, lo que tú amas lo podríamos poner ahí”, agregó.

Así, en los cuadros, los personajes, sean humanos, animales o híbridos, interactúan con esta valiosa piedra y, dependiendo del protagonista de la obra, depende el destino de ese tesoro.

“En esta historia están los que luchan por esa esperanza y también están los que se roban todo eso, los antagonistas, estos híbridos que si tú los observas traen algo escondido, alguna de estas piedritas clavadas, comentó.

Sin embargo, la inspiración para el concepto de la serie provino de un punto mucho más profundo, más personal. Alfonso nos contó que “esta exposición inició con la idea de hacerle un retrato a mi hijo. Esa necesidad de yo quererle hacer una obra a mi hijo me llevó a conectarme con mi infancia y empezar a recordar cosas de ella que quizá pudieran no ser tan buenas y entonces empezar a perdonar”.

Foto: Vanguardia/Orlando Sifuentes

“Es una serie muy íntima, muy personal, y me da mucho gusto poderla compartir”, agregó, “mi última exposición fue aquí en el Cerdo y estoy muy contento con lo que estoy mostrando. En aquel momento también pinté colibríes y peces. Se llamó ‘Neutro’ y no hablaba de nada, no había historia, la idea era existir por existir, el elemento como tal y se acabó”.

“Esa exposición era una antesala a esto, porque aquí esos elementos toman el papel de seres mágicos, aquí ya hay una historia”, concluyó “estoy muy satisfecho con la técnica porque es lo que soy. Siempre he hecho achurado, la técnica de sketch. Al final de cuentas es una exposición de dibujo achurado, con color, claro, pero estoy contento porque, reitero, es con lo que estoy trabajando”.