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Curarse en salud
Fabricio Zenón Vargas, conocido vendedor de droga en los “antros” de la Zona Rosa de la Ciudad de México, fue detenido por las autoridades capitalinas en cumplimiento de una orden de aprehensión. Se le acusaba, como era de esperarse, de narcomenudeo. Los que lo conocían, sabían a qué se dedicaba “El Negro” Zenón: vendía droga y nada más.
Cuando los uniformados trasladaban al inculpado para ponerlo a disposición, éste repetía incesantemente: ¡es una injusticia; una arbitrariedad! ¡me sembraron la droga!
Posiblemente si el delincuente de marras hubiese tenido la oportunidad de convocar a los medios de comunicación para repetir su perorata, más de uno se habría ido con la finta respecto a la inocencia del sujeto, pues tenía cara de amable. De buenas familias, pero de malas costumbres, como dijera doña Martha.
Hace un par de días, los Anaya (Ricardo y Guillermo), saltaron al escenario mediático en una conferencia de prensa llevada a cabo en el bunker panista de la capital mexicana.
Desde ahí, aprovechando bien las cámaras y micrófonos, hicieron lo que “El Negro” Zenón, se curaron en salud; “nos sembraron las pruebas”, afirmaron enfáticos los azulados personajes.
Pero, ¿a qué pruebas “sembradas” se referían los señoritingos Anaya en su encuentro con los medios de comunicación? Para responder esta pregunta es necesario recordar que autoridades federales y locales investigan desde hace meses un complejo esquema de lavado de dinero usado para financiar la campaña electoral de Guillermo Anaya. De las correspondientes carpetas de investigación abiertas por la Fepade, la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Fiscales y Financieros, y la Subprocuraduría Especializada en investigaciones de Delincuencia Organizada de la PGR, se desprende la posible comisión de delitos como: uso de recursos de procedencia ilícita en apoyo a un candidato, delincuencia organizada, y defraudación fiscal. De acuerdo a las indagatorias, el PAN utilizó el sistema financiero mexicano para pagar a su estructura, mediante depósitos en tarjetas de débito de Banorte. Se estima que los pagos realizados en forma ilícita superan los 70 millones de pesos, solo en Coahuila. Según los testimonios, el modo de operación para el financiamiento electoral de los panistas fue altamente complejo: empresas fachada hacían transferencias a dos sindicatos inexistentes; estos, a su vez, depositaban dinero a sus afiliados en las tarjetas Banorte, mismas que eran entregadas a miembros de los llamados “Consejos Ciudadanos” conformados por activistas del PAN; posteriormente, los referidos promotores realizaban retiros en efectivo en las tiendas Oxxo, para finalmente, ya con el dinero en mano, llevar a cabo la compra de votos. Por cierto, el representante legal de los “sindicatos” involucrados, fue detenido en Canadá en 2010, acusado de conspiración para importar droga, y ha sido identificado en el sistema bancario como titular de más de 200 cuentas. (¡Qué bonita familia! diría el cómico mexicano Pompín Iglesias)
Como si le faltara sabor al caldo, el fin de semana pasado —en cumplimiento a una orden judicial— agentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado catearon tres casas en las que se advirtió que había evidencia relativa a la red de lavado de dinero y compra de votos a favor del PAN. A decir de las autoridades, en los referidos domicilios fueron encontrados elementos probatorios que serán anexados a las carpetas de investigación para deslindar responsabilidades. De ahí la imperiosa necesidad de los panistas de aplicar, como Zenón, la estrategia de la “prueba sembrada”.
Aquí en confianza, tal parece que los involucrados en esta red de mentiras, corrupción y delitos buscan obtener la inmunidad desde la opinión pública. Muy al estilo de la derecha, los azules locales dedican su tiempo a litigar los asuntos de importancia en los medios de comunicación, antes que en las instancias correspondientes. Bueno, ni Rafael Márquez o Julión Álvarez han pataleado tanto ante los señalamientos que les hizo el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Entre que son peras o manzanas, ciertos panistas comarcanos ponen sus barbas a remojar en espera de los resultados que arrojen las investigaciones ¿Acaso veremos pronto a alguno de ellos tras las rejas?
Lo dije antes, y lo sostengo: la telenovela postelectoral que llega hasta los hogares coahuilenses gracias a la desbordada imaginación y gentil patrocinio de los panistas locales, aún tiene muchas emociones que ofrecer. No se pierdan el siguiente capítulo.
@Ivo_garza