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Daniel Alcalá: Fascinación por la arquitectura moderna
El Programa Nacional Fronterizo fue creado en 1961 para responder a la necesidad de elevar el nivel ecónomico, urbanístico y cultural de las ciudades fronterizas de México. En Coahuila, la recipiente de tal apoyo fue Piedras Negras y los cambios de que fue objeto son parte de la historia y memorias del artista Daniel Alcalá quien, tomó esta premisa como base de su propuesta con el cual fue acreedor de una beca del FONCA.
En entrevista exclusiva para VANGUARDIA, el artista nos comentó del nacimiento de esta idea “siempre mi trabajo ha tenido de alguna manera referencias personales, con mi historia, mi biografía. En este caso, este proyecto inició pensando en estos espacios que yo conocí en mi niñez en Piedras Negras, hablando del centro de la ciudad específicamente”.
Este proyecto que también incluyó las ciudades de Matamoros, Reynosa, Nogales, Ciudad Juárez y Tijuana modificó su paisaje urbano y dejó obras arquitectónicas que, con el tiempo, han sido a su vez modificadas o destruidas, por esto para Daniel uno de sus objetivos es” “tratar de encontrarme con ese paisaje que yo veía de niño y que ya no está”.
A partir de aquí comenzó a hacer una investigación sobre la arquitectura moderna en México, empezando con la intervención de Mario Pani en Piedras Negras, donde aún se alzan las oficinas de la aduana, obra suya. “Empecé a documentar diferentes espacios construidos por Pani y después a otros arquitectos de la época que también tenían estas ideas sobre lo moderno”, comentó el artista.
Entre estos otros arquitectos mencionó a Félix Candela, Luis Barragán y Mathias Goeritz, cuyas obras se han convertido en parte del paisaje de varias ciudades de México.
Dado que recientemente realizó una residencia en Guadalajara donde ya había comenzado parte de esta investigación sobre arquitectura moderna, Alcalá comenzó a hacerse más preguntas sobre este episodio de la historia mexicana, pues, particularmente esa ciudad, tiene mucha relación con la arquitectura en el país.
“Me pregunté por qué sucedió el boom de la arquitectura en Guadalajara, por qué se habla tanto de arquitectura en esa ciudad”, expresó, “y me encontré con que uno de los arquitectos de esa época, aunque de los 50 para atrás eran ingenieros civiles, Ignacio Díaz Morales en el 49 se le ocurrió hacer una escuela de arquitectura, no sólo eso, sino que se plantea la idea de traer arquitectos europeos a la recién estrenada escuela”.
De esta forma la riqueza arquitectónica del país comenzó a nutrirse aún más con propuestas de maestros extranjeros, como el propio Goeritz y Erich Coufal, quienes llegaron a educar nuevas generaciones de arquitectos mexicanos.
Esta zambullida en la historia, casi una caída en la madriguera del conejo, llevó a Daniel a tener un bagaje muy extenso sobre el tema. Además de reunir la información antes mencionada —con muchos detalles interesantes sobre las experiencias de los arquitectos y cómo se formaron las distintas escuelas—, también comenzó a crear un catálogo con fotografías actuales de los edificios construidos durante esta época.
“Una parte importante de mi producción es estar en los espacios, documentarlos, y ese archivo utilizarlo ya en el taller para elaborar las piezas. No tanto ir a la biblioteca y sacar imágenes de ahí o buscar archivos de imágenes antiguas, sino que sean espacios que todavía existan, retratarlos y a partir de ahí elaborar las piezas”, explicó.
Es así como busca encontrar ambas ideas, del paisaje que fue, el de la memoria, con el que es, el de sus registros fotográficos, sin recurrir a imágenes antiguas sino enfrentarse ante la actualidad de la urbe.
Comentó también que buscará que estos registros puedan ser llevados a una versión impresa de corto tiraje, para mostrar al público sus hallazgos y su visión desde la lente, sin desprenderse mucho del trabajo usual del artista.
“Por una parte sí me interesa mucho la producción plástica, pero por otro lado ha sido muy interesante todo este proceso de investigación que creo que también vale la pena publicarlo”, aseguró.
Sería a través de un libro pero de una edición limitada, un libro de autor.
Respecto a esto, los resultados plásticas de esta investigación aún se encuentran en proceso, pues para él, en esta ocasión, es necesario primero tener todo el contenido sobre el que se trabajará y luego ya comenzar a formar objetos de arte.
Sin embargo, ya ha realizado un par de experimentos con materiales y técnicas para ver cuales resultarán más adecuadas al momento de transmitir la idea a la pieza. “Principalmente me interesa el dibujo en sus diferentes acepciones, no sólo el dibujo tradicional del grafito o carbón, el dibujo de la línea sobre una superficie, sino también otras maneras de abordar el dibujo, incluyendo elementos del proyecto, como en este caso, encontré que una de las características de la arquItectura moderna en México pues era el uso del cemento”.
“Estuve haciendo algunos experimentos, uno fue de poner en una superficie una capa de cemento al papel y luego recortarla y hacer con eso unos dibujos, entonces tiene una apariencia como de las mismas construcciones que estoy investigando, pero están en el medio de la gráfica” añadió.
Su fascinación por el trabajo de los arquitectos modernistas del México de mitad del siglo XX se verá reflejada en su trabajo, de características minimalistas, e irá tomando cada vez más forma.