Ayer se desarrolló el segundo debate de la historia entre candidatos a la gubernatura de Coahuila en 88 años de vida política. Lamentablemente, como lo escribí en este mismo espacio el pasado 20 de abril a propósito del primer ejercicio, la escasa difusión provocará que sea prácticamente nulo su efecto en la toma de decisión, el próximo 4 de junio.

Salvo Multimedios y Canal Once ninguna televisora con influencia local transmitió el evento en vivo pese a que tenían oportunidad de hacerlo. Y la reproducción por internet logró solamente 2 mil 295 personas en su punto más álgido, a través de YouTube, y 53 mil 215 visitantes totales en Facebook.

En términos electorales dicha cantidad de internautas (suponiendo que todos hayan sido mayores de 18 años y con credencial para votar, lo cual es improbable) equivale a un 2.75% de la lista nominal. Simplemente vergonzoso.

Para dimensionar: la confrontación de propuestas impulsada por la Universidad Iberoamericana Torreón hace dos semanas tuvo más impacto. Y no costó un peso al erario.

Debate, el que vienen protagonizando Canelo y El Junior las últimas semanas. El de ayer, justo es decirlo, fue organizado por un árbitro electoral que ha sido impugnado por tres de siete candidatos a la gubernatura (Guerrero, Guadiana y Anaya, los que más se acercan al perfil de opositor al régimen) para que sea el INE quien atraiga la elección y se haga cargo de la misma.

Y ambos ejercicios auspiciados por el Instituto Electoral de Coahuila, cabe señalar, fueron sitiados por una ‘estrategia’ del PRI: convocar a sendas conferencias de prensa, un día antes de los eventos, para manifestar su intención de demandar al PAN y con ello contaminar la atención, desviarla, imponer su agenda y crear una opinión pública favorable a sus intereses.

Por si fuera poco el Consejero del IEC, Alejandro González Estrada, exhibido a finales de 2016 por su servilismo hacia al PRI, cumplirá el 9 de mayo cuatro meses demandado para ser removido del cargo, pero el Instituto Nacional Electoral nada resuelve pese a que sólo quedan 29 días para la jornada electoral y su presencia enturbia el proceso.

Debido a lo anterior, si a Riquelme lo exhibieron en una fotografía donde aparece cargando el maletín a Rubén Moreira, o a Guadiana y Anaya los acusaron de “delincuentes”, es meramente anecdótico e intrascendente para fines electivos. Sin caja de resonancia, lo que ayer parecían graves acusaciones hoy son simple humo. Folclore.

La contienda, como la vida contemporánea -parafraseando a Kundera- está en otra parte: en el ciberespacio. He publicado con anterioridad que la elección del 4 de junio, como ninguna otra en la historia contemporánea de Coahuila, se decidirá en las redes sociales de los Millennials, y existen condiciones para La Primavera de Coahuila. Sostengo la hipótesis. Pero de los aspirantes necesitamos declinaciones, y una alianza opositora amplia. De los ciudadanos, en cambio, se requiere pragmatismo: esperar hasta el final de la campaña (31 de mayo) y utilizar el voto de la forma más útil: a favor del candidato que, entonces, tenga más posibilidades de ganar.

Solo así el voto opositor (estimado en 70%) ni se fragmenta ni se diluye.

Cortita y al pie
¿Quién ganó el segundo debate? Nadie. Como tampoco alguien ganó el primero. Sin embargo queda claro, después de ambos ejercicios, que sólo hay cuatro aspirantes con posibilidades reales de victoria, y de la contienda ya se puede descartar sin miramientos a Mary Telma, a Lucho Salinas y a José Ángel, quienes no han aprovechado los espacios para dar un golpe de efecto que los ponga en posición de competir.

El comportamiento electoral es científico y no depende de corazonadas. Con 58% de participación ciudadana, y cualquier otro porcentaje menor en la escala, gana el PRI la gubernatura. Pero a partir de 59%, citando a Julio César Chávez, “hay tiro”.

La última y nos vamos
Dentro de 29 días hay que votar. Si no elegimos un cambio de rumbo, como 95% de los coahuilenses encuestados en marzo por el periódico Reforma lo desean, volverá, parafraseando a Serrat, “el pobre a su pobreza, el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas”.

Tan sencillo como eso.

 @luiscarlosplata