Debatir para manifestarse

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Debatir para manifestarse

Los que estrenan voto así como los perplejos y titubeantes son los que pueden llevar la suma del sufragio hasta un total victorioso.

Hay quienes tienen voto congelado, fijo, inamovible y súper partidista. No ven quién o quiénes, sino sólo sus siglas, su logotipo y su color. Y están los abstencionistas que siempre ven los toros desde la barrera, que ven llover sin mojarse, que cancelan su derecho a reclamar, privándose –no sin culpa– de la obligación de participar. No faltarán los observadores inteligentes que sólo buscan dónde se ve un posible bien y deciden y rectifican, superando falsas lealtades o preferencias habituales.

Aturdidos por los mensajes sucesivos y repetidos, que enfrentan posiciones y exhiben deficiencias de competidores, los ciudadanos tendrán un domingo interesante. Contagiados del previo encuentro futbolero, querrán ver quiénes meten los mejores goles en el debate de candidatos. Todo influye en la impresión que ofrezca la pasarela de pretendientes, en esa comparecencia ante la opinión pública de televidentes.

El atuendo, la actitud, el gesto, la mirada, el ademán, el tono de voz, la serenidad o nerviosismo serán observados con ojo y oído críticos. Después viene la agilidad de expresión, el orden de las ideas, la presentación de las propuestas, la solidez de las fundamentaciones, el manejo del humor, la rapidez de respuesta y la puntería en los señalamientos.

Cuál es la enfermedad, cuál es la terapia y cuál el resultado que se ofrece. Si el método es acertado se evitarán los monólogos aburridos y se propiciará la conversación dinámica y bien conducida. Que no sean sólo elocuciones paralelas sino que surja la chispa del debate con interpelaciones, réplicas y presentación de pruebas.

Entrarán en debate las personas, las trayectorias y los proyectos, y la moderación deberá detener puntualmente cualquier inicio de insulto o agresión. Siempre se pregunta, al final, quién ganó y tendrá que verse no sólo el regalo sino también la envoltura.

Seguirán después, en el ambiente doméstico, los debates del debate. Vendrán las evaluaciones mediáticas y hasta los estudios académicos. Muchos reafirmarán lo que opinaban y otros rectificarán sus predilecciones.

En la conciencia cívica se irá madurando la opción determinante que en julio guiará la mano para dejar un trazo en la boleta, como un compromiso cumplido de ciudadanía madura.

Esperemos que, sin dogmatismos, se superen las actitudes dilemáticas o puramente polémicas y apologéticas hasta llegar al diálogo, en que se escucha y se aporta buscando la verdad...