Desafíos de la Tierra

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Desafíos de la Tierra

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¿Conoce usted los problemas que afectan la sostenibilidad del mundo? Es urgente entender bien lo que está pasando. He aquí un intento.

Cada mes de septiembre se celebra en Nueva York la Asamblea General de Naciones Unidas. La ciudad entera, esa metrópoli global que no descansa, se convierte por unas semanas en un caldero ardiente repleto de líderes de todo el mundo. 

Cada uno lleva consigo su propio platillo de intereses, y aunque gran parte de lo que allí se trata tiene que ver con el bien común, el mayor éxito de esas reuniones suele ser que nadie se levante de la mesa insatisfecho.

La de 2015 fue una Asamblea deliciosa, asombrosa: consiguió poner de acuerdo en el menú a todos los Estados miembros en lo que se refiere a la consecución de 17 Objetivos (llamados ‘del Desarrollo Sostenible’). Fue como un gran triunfo mundial. Como una digestión satisfactoria. 

Los líderes del mundo parecían haberse puesto de acuerdo para para resolver los problemas del planeta. Pero el ciudadano común no se enteró de aquello.

¿Lo estamos haciendo bien?
El ser humano ha alcanzado altos niveles de bienestar a costa de la degradación de la Tierra, que ya se está volviendo en su contra.  

La última de las enfermedades (la contaminación del aire) mata casi cinco veces más que la malaria y el sida juntas. ‘El aire’, especialmente el que respiramos en las ciudades, nos está matando. La pregunta es ¿estamos consciente de ello? 

Hemos hipotecado la salud de las generaciones futuras para conseguir el crecimiento económico y el desarrollo del presente. Pero, ¿sabe la gente común todo esto? ¿Le llega esa información? Se lo hemos dicho desde los medios pero ¿lo estamos haciendo bien? ¿Nos estamos dando a entender?

La nueva colección
Hoy he recordado todo esto al ver el titular de portada del primero de los 12 libros de esa magnífica colección titulada ‘El estado del planeta’, editada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

Esa colección describe, desde una perspectiva atractiva, clara y divulgativa, todos los retos a los que nos debemos de enfrentar desde ya. Pero, ¿estamos a tiempo de salvar al planeta?

Casualmente, la misma pregunta que, en cierto modo, dio origen a ‘Planeta Futuro’, una serie publicada allá por el invierno de 2013, cuando creamos un proyecto periodístico sobre desarrollo para divulgar los problemas mundiales que enfrentaba la humanidad.

Y nos preguntábamos: ¿Sobrevivirá el planeta a tantos embates? ¿Cómo será la Tierra en el futuro cercano? Será la misma, desigual y amenazada como la conocemos? ¿O será otra muy distinta si no nos ponemos de inmediato a proteger su biodiversidad? 

¿Qué mundo le vamos a dejar en herencia a nuestros hijos, el puro desierto y los reinos de la basura de un universo agotado o la belleza virgen, grandiosa, e impoluta de lugares como la Antártida, que una campaña de Greenpeace intentaba convertir en santuario protegido? 

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El enfoque de los quizá
Repetimos la pregunta: ¿Estamos a tiempo de salvar al planeta? La respuesta se puede expresar con una sola palabra: ‘quizá’.

Quizá estemos a tiempo de salvar al planeta (y de salvarnos) si somos capaces de asumir de una vez por todas que habitamos una gran casa común; un hogar polifacético y diverso afectado por lo que cada uno de nosotros hace individualmente a cada minuto, hora, día, mes y año.

La huella que un ser humano deja a lo largo de su existencia, multiplicada por siete mil millones de personas, no es una cuestión baladí. Pero nunca pensamos en ello en nuestra vida cotidiana: nunca cuando consumimos, viajamos, comemos y contaminamos, lo hacemos con ello en mente… Como si residiéramos en una burbuja particular donde todo nos es dado porque nosotros lo valemos.

Quizá estemos a tiempo, si somos capaces de reconocer y actuar contra la inmensa desigualdad existente entre los más de siete mil millones habitantes de la Tierra.

Quizá, si somos capaces de eliminar o mitigar los defectos de un sistema socioeconómico que ha optado por la producción más salvaje y devastadora, y la sustituimos por un modelo de producción más sostenible, más amable con la vida misma, con el individuo y con el increíble y rico entorno natural que nos ha sido dado por el planeta.

Lo que vemos
Quizá, si somos capaces de comunicar bien todo esto, cada habitante del planeta estará consciente de los riesgos…

Por eso, cuando se publicó la colección  ‘Planeta Futuro’, los medios nos empeñamos en comunicar y contar lo que le estábamos haciendo a nuestro mundo.

Convertimos esa guía optimista, colaborativa y global en noticias tangibles, reales, cercanas y protagonizadas por seres humanos contemporáneos; entre ellas por personas que habitan en aldeas perdidas, en desiertos lejanos y en las montañas, en gente que escucha las balas en su vida cotidiana, que siente el dolor del hambre, que llora a sus muertos por malaria, sida o neumonía, gente que carece de hospitales, escuelas o carreteras, o que ve cómo sus cosechas y sus casas desaparecen con la subida del nivel mar por culpa del impacto cada vez más evidente del cambio climático...

Quizá estemos a tiempo de salvar el planeta (y salvarnos) si somos capaces de asumir de una vez por todas que habitamos una gran casa común.

Las cifras de lo publicado
En el diario El País escribimos no solo sobre el entorno global, sino desde lo más de cerca posible a las situaciones de aquellos que viven en la precariedad, que sufren, que son la cara visible del cambio climático, que están pagando ya el precio de la inacción ante los desafíos de un crecimiento contínuo de la población. 

Y lo venimos haciendo desde 2014, cuando cada día publicamos varios temas sobre el desarrollo y sobre los diez países más pobres de la Tierra. 

En ‘Planeta Futuro’ ofrecimos cada mes muchas historias (unas 3 mil al año, casi 10 mil desde que iniciamos) sobre lo que acontece en el mundo, sobre la pobreza, la sostenibilidad, la salud global, las ciudades y elcambio climático…

En éste y otros medios hemos asumido un papel extraordinario en la comunicación de esa nueva agenda. Pero son pocos los que han puesto el foco en este contenido. 

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No es suficiente
La pobreza no vende. Se hace invisible bajo la consideración de que no es un problema común, sino exclusivo de aquellos a los que afecta. Pero basta poner un pie en cualquier rincón de África, cuando uno viaja desde lugares desarrollados del mundo, para darse cuenta de que algo urgente debe hacerse para paliar tan increíble desigualdad.

Esa que genera conflictos, guerras, enfermedades globales y migraciones multitudinarias... 

Hoy día hay 815 millones de hambrientos en el mundo. Pero ni el sufrimiento, ni la voz de esas personas siempre tiene un reflejo en los medios. Y lo peor, el ciudadano común no se entera.

Los gobiernos de todo el mundo suscribieron la ‘Agenda 2030’. O dicen que lo hicieron. Muchos, concienciados, han avanzado ya medidas para el mediano y largo plazo. Otros andan todavía discutiendo el tema, demorando un tiempo precioso para llevar a muchas poblaciones la urgencia de un planteamiento de vida nuevo, o un cambio de sistema. Y en medio de todo, parece que la información no es aún suficiente para incitar a la acción.

No se lo pierda
¿Es ya irreversible el cambio climático? ¿Estamos al borde de la sexta extinción? ¿Están nuestros mares en peligro?   

Todo esto y más, se preguntan los 12 libros de ‘El estado del planeta’, publicados por la FAO, actualizados por expertos y presentados en un formato manejable, limpio, colorido y repleto de gráficos, pensados y dirigidos para ser degustados por todos los públicos. 

Quien se los pierda se perderá uno de los mejores relatos del estado del mundo.

(© Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)