Usted está aquí
Deshumanización
El Big Bang ocurrió hace 13 mil 810 millones de años, la tierra surgió hace apenas unos 5 mil millones de años. 10 millones de años de evolución tuvieron que pasar para que el ser prehumano se hiciera realmente humano, eso ocurrió hace cerca de 40 mil años. Del homo Erectus al Homo Sapiens hay una diferencia abismal y justo la marca la racionalidad.
El pensamiento racional apareció en Occidente hace unos 2 mil 500 años. En Oriente un poco antes, recordemos a Lao Tse, el taoísmo y el Cilindro de Ciro en Persia. En el Siglo 5 a.C. se vivió un periodo corto de racionalidad con la aparición de la democracia. Las 12 Tablas Romanas ofrecieron el concepto de persona jurídica, pero durante el Imperio unos eran menos iguales que otros. Del Siglo 2 d. C. hasta el Siglo 16 se cancelaron las ideas democráticas y la hegemonía de los poderosos, es decir, la irracionalidad tuvo mano en las sociedades europeas.
Tiempo después la Carta Magna, la Petición de Derechos, Bill of Rights, la Carta de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia y en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos buscaron restituir la divisa de la igualdad universal de todos los seres humanos que es la base de la humanización; sin embargo, la fuerza, el autoritarismo, el control y el poder desmedido siempre fueron los actores más importantes del escenario político, económico y social en la evolución del hombre.
Se esperaba con la modernidad que las condiciones de cada ser humano mejoraran, pero sólo han mejorado para unos cuantos. Si humanizar tiene que ver con la dignificación de la persona, deshumanizar tiene que ver con la intención de instrumentalizar a la misma. Para quienes marcaron el rumbo de los pueblos, el fin siempre ha justificado los medios y la persona ha sido un medio, no un fin.
Aunque la deshumanización tiene causas multifactoriales, el eje matricial sigue siendo el mismo: la ambición, el autoritarismo y el poder desmedido. Se trataba de construir un mundo mejor, promoviendo los conceptos de dignidad humana, responsabilidad, sentido de vida, trascendencia, igualdad y libertad de todos los seres humanos; pero resultó para muchos más reconfortante el nihilismo, el hedonismo, el individualismo, el pansexualismo, el consumo, el poder y el acumulamiento de riquezas. La pobreza y la violencia hicieron un maridaje perfecto abonando la deshumanización.
Pareciera ser que la intención de quienes han sido beneficiados por la lotería social, que es la nueva forma de concebir al ser humano, es borrar todo rastro de humanidad. Las guerras, el intervencionismo, el autoritarismo, las grandes hambrunas provocadas, las enfermedades inducidas, la discriminación en todas sus formas, el terrorismo, el imperialismo, los bajísimos salarios, el cierre de puertas a migrantes siguen marcando grandes diferencias que se manifiestan a través de la idea de que hay países de primer mundo, llegando hasta el tercer mundo.
En México, cerca de 250 mil muertos; 70 mil desaparecidos y los 53.6 millones de pobres, los migrantes, la masa de trabajadores que carecen de un salario equitativo, las mujeres discriminadas en sus múltiples formas, los ancianos que viven en el olvido absoluto, los niños y niñas que son violentados y que no vuelven a ver sus familias, los millones de jóvenes que pasan desapercibidos en todo el territorio nacional en lo que va de dos sexenios y el que comenzó son la evidencia de la deshumanización sistemática que gobiernos, organizaciones, empresas y sociedad en general seguimos operando de forma consciente e inconsciente.
Desde la aparición del hombre hasta la lectura de esta nota, hemos tenido el tiempo suficiente para procesar la importancia del ser humano en la estructura social. Lo opuesto a la deshumanización es la humanización y ésta tiene un principio básico, el respeto a la dignidad de todos los seres humanos. No sólo el Estado tiene responsabilidad en esto, la tenemos todos.