Despegarse del mundo: el antídoto

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Despegarse del mundo: el antídoto

ESMIRNA BARRERA
La bestialidad de nuestros tiempos ejerce un hechizo sobre nosotros, el cual es difícil de renunciar

Una de las sentencias del ingeniosísimo escritor español Ramón Gómez de la Serna (1891-1963) ajusta perfectamente como preámbulo de esta colaboración “Si entráis en la máquina de bestialidad del mundo, todas las ruedas os reconocerán, estaréis bien acoplados y quizá os toque algo de las sobras residuales de la gran máquina.

El único sobrante del que podemos responder es el alma. Todo lo demás es saldo combustible y desgastable, desde el hígado al cerebro, y el tiempo con que contamos tampoco es dilatable. Solo el alma tiene sobrante, un gran sobrante que se siente y que es su esencia inmortal”.

Muy cierto. Frecuentemente la bestialidad del mundo ejerce un tremendo hechizo sobre todos nosotros al cual es muy difícil de renunciar, y lo grave es que esta realidad lentamente desgasta y erosiona el alma. Por eso, de tiempo en tiempo, es bueno alimentarnos de buenas e inspiradoras propuestas, como las que surgen de la sabiduría ancestral de los grandes pensadores que muestran el camino hacia la plenitud.

La bestialidad del mundo ejerce un tremendo hechizo sobre todos nosotros al cual es muy difícil de renunciar, y lo grave es que esta realidad lentamente desgasta y erosiona el alma.

UN CAMINO

Tal vez suene conocido la siguiente cita: “si das pescado a un hombre hambriento, le nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda su vida”, su creador fue Lao Tse, pensador chino, inspirador del taoísmo (VI - IV a. C.).

Este personaje redactó el libro Tao Te King (Sobre el camino y su poder) del cual se deprende la famosa filosofía taoísta. En ese breve tratado propuso una moral individual basada en seguir el camino de la naturaleza (el Tao); en consecuencia, recomendó virtudes como la sencillez y la naturalidad, censuró la ambición de poder y de riqueza y proscribió el ejercicio de la violencia. Podría decirse que este libro es un tratado místico que cubre distintas áreas de la filosofía, desde la espiritualidad individual hasta las técnicas del buen gobierno.

DESDE SIEMPRE

Los escritos de Lao Tse, aparte de la sabiduría que poseen, tienen la cualidad que, ante un mismo mensaje, las personas pueden encontrar muy distintos significados, diferentes aprendizajes aplicables a sus particulares existencias. Este legendario autor invita a disfrutar de la paz interior para obtener fuerzas de la serenidad y entonces afrontar los desafíos de la existencia con voluntad y optimismo.

El concepto del éxito de Lao va mucho más lejos que el pregonado por este mundo desordenado y deshumanizado, en donde se suele cambiar – y perder - lo más por lo menos y todo por intentar alcanzar la fama, el poder y la efímera gloria.

Hoy he seleccionado tres historias de este autor de su celebre libro “el camino”, con la única intención de disfrutar del valor que poseen los pensamientos profundos.

Es bueno alimentarnos de buenas e inspiradoras propuestas, como las que surgen de la sabiduría ancestral de los grandes pensadores que muestran el camino hacia la plenitud.

LA ESENCIA DEL PODER

En demasiadas ocasiones el liderazgo se confunde con el poder, con la soberbia, cuando es la humildad donde se sustenta toda autoridad moral, la cual indudablemente es, a su vez, la base del liderazgo auténtico:

“Nada es más blando que el agua. Pero nada la supera en su capacidad para imponerse a lo duro. Lo débil supera a lo fuerte. Lo delicado conquista a lo duro. Todos conocen esto, pero nadie es capaz de practicarlo.

“El hombre es como el agua. El agua beneficia a todas las cosas, pero no les disputa el terreno elevado. Se queda en terrenos bajos que nadie admira. Del mismo modo, el hombre humilde se queda en un lugar humilde. No se abre camino por la fuerza.

“Tampoco lucha por alcanzar logros. Es sereno, sincero, fiel, diligente y compasivo.  Consigue logros porque sabe aprovechar el momento oportuno y alcanzar su mera de una manera natural.

“Si quieres avanzar, retrocede primero. Si quieres tomar, da primero. Si quieres estar por encima de los demás, humíllate primero y ponte por debajo de ellos. Si quieres ser líder de los hombres, tienes que poner los intereses de ellos por delante de los tuyos, para que te apoyen sin sentir tu peso sobre sus espaldas.  Los grandes mares son reyes de todos los ríos y arroyos porque ocupan el lugar bajo”.

Un antídoto contra la bestialidad del mundo resida en desapegarse de sus absurdas exigencias, y aceptar lo que sucede para estar en condiciones de encontrarnos con nuestra alma.

TRES TESOROS

Existen consejos que son universales e imperecederos. A pesar de la modernidad existen ideas viejas que siempre serán actuales. Tal es el caso de los tres tesoros que toda persona, para vivir bien, debería practicar:

“Tengo tres tesoros. Consérvalos y aprécialos. El primero es la compasión. El segundo la frugalidad. El tercero es despreciar ser el primero en el mundo.

“La compasión por los seres humanos nos da valor en la defensa de la vida. La frugalidad supone que no se agotarán nuestros recursos. Y el que lucha por el primer lugar, se encontrará en el primer lugar.

“El que abandona la compasión para exhibir su valor, o el que renuncia a la frugalidad a favor del derroche, o el que pasa por alto la humanidad compitiendo por el primer lugar, está destinado a fracasar.

“El cuerpo del hombre vivo es blando y flexible. El cuerpo del muerto se vuelve duro y rígido. La planta viva es débil y tierna. La planta muerta se vuelve seca y quebradiza.  “Por tanto, la dureza y la rigidez son propiedades de la muerte. Y la blandura y la flexibilidad son las propiedades de la vida”.

DE LO PEQUEÑO A LO GRANDE

Vivimos realidades que hacen perder lo más por lo menos. Tiempos en los cuales olvidamos que lo bueno es enemigo de lo mejor, entonces luchamos por hacer nuestras actividades lo más rápido posible, obviando la prevención, así como las consecuencias de nuestros propios actos. Entonces, no solo es útil, sino también bueno, conocernos para hacer mejor nuestro trabajo, pero también para vivir en bienestar, pero para esto requerimos la serenidad y aprender a construir la vida desde los cimientos, saber que en muchas ocasiones menos significa más y viceversa:

“Cuando afrontes las dificultades, aborda primero las más fáciles. Cuando persigas grandes metas, empieza por las pequeñas. El sabio no se considera a sí mismo grande. Por este motivo consigue grandes cosas. El sabio no hace grandes promesas, porque teme no ser capaz de cumplirlas. Tampoco desprecia las dificultades, porque teme no ser capaz de superarlas. No encuentra ninguna dificultad precisamente porque está preparado para las dificultades que puede tener que superar.

“Es fácil sujetar algo que está estable. Es fácil hacer planes antes que pase nada. Un árbol grande crece a partir de un tallo minúsculo. Una gran torre se empieza a construir con un montículo de tierra. Un viaje de mil kilómetros empieza por un paso. Aborda las cosas cuando todavía son fáciles de manejar. Toma precauciones contra los problemas antes de que se produzcan.

“Las cosas son más proclives al fracaso cuando más cerca están de completarse. Pero puedes evitar el fracaso si pones tanto cuidado como al principio.

“Si no sabes y sabes que no sabes, eso es bueno. Si no sabes, pero crees que sabes, eso es malo. Si conoces a los demás, eres inteligente. Si te conoces a ti mismo, estás iluminado. Si vences a los demás, demuestras que eres más fuerte que ellos. Pero si te vences a ti mismo, entonces tienes el poder verdadero. El hombre sabio se conoce a sí mismo, pero no presume. Se ama a sí mismo, pero no se exalta a sí mismo.

“La desventura puede anunciar un bien. Un bien puede contener la semilla del desastre. ¿Quién sabe cómo acabarán las cosas? ¿Cómo podemos estar seguros del todo? Todo cambia. No te dejes engañar por las apariencias.

“El camino al cielo es imparcial. No tiene favoritos, pero está de parte de los buenos”.

Posiblemente, un antídoto contra la bestialidad del mundo resida en desapegarse de sus absurdas exigencias, aprender a simplemente estar y ser, observar y aceptar lo que sucede para estar en condiciones de encontrarnos con nuestra mismísima alma.

 

cgutierrez@tec.mx

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