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Detrás de los cambios, una idea
El colombiano Osorio ha utilizado la primera fase de la Copa América como banco de pruebas y le ha ido bien. El Tri ha practicado por momentos un futbol ancho, otras veces fue regular, pero en lo general lo hizo acorde a las expectativas.
A Osorio se le cuestionan los abusos en cuanto a movimientos. Muy pocos técnicos operan tan radicalmente así de un juego a otro y de ahí el asombro. En tres partidos ha utilizado 21 de los 23 jugadores disponibles. A todos les dio un rol determinante. A todos les buscó el lugar y el momento para juntarlos.
Armó sociedades, coordinó perfiles y modificó esquemas. A todos les ha dado un espacio, pero no todos han estado revueltos. Detrás de cada parado hubo una idea. El DT adaptó un planteamiento según las características físicas y tácticas del rival. Los numerosos cambios confirmaron su plan. Nada fue improvisado.
Que México haya superado la primera etapa del torneo con buenas notas obedeció, en gran medida, al alcance del funcionamiento planificado para cada uno de los compromisos asumidos.
El Tri no siempre jugó igual, porque Osorio no siempre pensó en solidificar una estructura aferrada a un modelo. Apostó a la diversificación y el equipo se mantuvo efectivo.
Ahora bien, si se deshilacha cada juego se encontrarán virtudes y errores diferentes. Por ejemplo, de un mediocampo versátil contra Uruguay (Layún, Herrera, Guardado), el Tri pasó a uno más utilitario frente a Jamaica (Dueñas por Guardado), y a otro más rústico y definido ante Venezuela con la presencia de Molina.
El sector meridional tuvo altibajos, como también ha tambaleado la defensa. Era de esperarse que esto sucediera. En un certamen oficial de selecciones, los traslados y los partidos consumen más horas que el propio trabajo. Osorio pretende achicar esa brecha y acelera la incorporación de datos de su filosofía sobre la marcha.
El colombiano cree en la capacidad de sus jugadores para adaptarse a los distintos escenarios. Hubo rotaciones en la portería, en los laterales, en los extremos y en los puntas. Hernández primero solo, luego en dupla con Jiménez y, finalmente, ninguno de los dos, sino Oribe Peralta como única referencia de área. Las variantes, hasta ahora, han sido el motor del seleccionado.
Osorio tiene una base de equipo, pero también una idea base, esa de proponer un dibujo según la hechura del adversario. Difícilmente el DT vaya a renunciar a un patrón futbolístico que lleva años de procesamiento. Ahora le toca aplicarlo al Tri y en eso anda, pese a las dudas que ha despertado en muchos.
Si algo ha ganado México con Osorio es altura competitiva, más allá de los gustos y las disímiles maneras de ver el futbol. Mañana contra Chile volverá a cambiar porque las condiciones y la exigencia deportiva serán otras.
Si un resultado de aquí en adelante no se le da, seguramente conocerá el rigor de quienes no le toleran sus ideas.