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Deudas de Dios en la resaca
Deudas de Dios en la resaca
La caída redime por sí sola,
el bebedor es mártir de sí mismo,
que nunca toca fondo en el abismo
de Dios, quien lo levanta en una ola
en la que ya se engolfa, ya se engola,
aguas de muerte su postrer bautismo;
la eternidad es sólo paroxismo,
es breviario su vómito, y estola.
Así, entre arco celeste y resolana,
la cantina es como un invernadero,
un purgatorio que del todo sana
la resaca del náufrago sincero,
que en su cadáver su identidad gana
y es Gólgota feliz su rocadero.
Mendrugo del millonario
(Imitación de Quevedo)
Duerme Matón dentro de la perrera,
de su cuero las pulgas despocilga;
si escucha un ruido, el plomo no remilga
y hurta la mano de la pistolera.
Aunque cabía en una ratonera,
ahora la mansión que al sol le endilga
haría del mundo entero una pocilga
si aún más grande y más suntuosa fuera.
Saca de la extorsión y del secuestro
el dinero que arroja a la polilla;
anteayer fue mendigo, hoy millonario.
Ecuestre en automóvil, fue un maestro
al cursar la siniestra pesadilla
hacia su cielo atroz, atrabiliario.
Arte poética
Para mí la poesía
era el ocio y la bohemia
y la embriaguez que prohemia
los anaqueles del día,
donde descifré a porfía
cueros en que la Academia
vacas de Helios agremia
al sol de Melancoholía.
Afuera la biblioteca
femenina desplegaba
sus procelosos archivos:
con un ansia que no peca
y una dicha que no acaba,
alcé al cielo los estribos.