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Dialéctica de las dos patronas
Parras de la Fuente siempre fue un pueblo conservador pese a su apellido liberal, honor hecho a Juan Antonio de la Fuente, el que se enfrentó a Napoleón III por defender a su patria, ministro de Hacienda y de Justicia, embajador que también llevó con mucha honra y dignidad la investidura municipal de Parras, la misma que hoy ostenta Jorge Dávila Peña, alias el “Coco”, un despeñadero inmoral.
Y pese a que Parras lleva el apellido liberal, no hay que olvidar que ese gran partido fue conformado por sacerdotes, como muchos buenos curas que han salido de Parras, que siempre fue un pueblo conservador, defensor de los valores familiares y religiosos.
Y fueron tan estrictas las ideas conservadoras en Parras, que la abuela del cacique actual, junto al párroco de turno, llegaron al extremo de expulsar a los homosexuales vernáculos de esa época, y a montar guardias armados en los campanarios para evitar que los comunistas llegaran a la ciudad.
Eran tiempos en que el fanatismo religioso arrasaba sobre la razón, al grado de que en Parras hubo mártires cristeros, un extremo que ha cambiado a otro, donde la zona de tolerancia se ha instalado en el centro de la ciudad, donde los antros de vicio son operados por funcionarios municipales, que ahora discriminan a la comunidad heterosexual, ya que el cacique de este régimen Verde tiene preferencia por otro colectivo para gobernar.
Y no está mal la apertura, sólo que habrá que ver a qué nivel de tolerancia se define, porque considere usted que si las normas de conducta las van a dictar el “Caballo” y otros proxenetas de la Alcaldía, como lo han hecho, entonces habrá que corregir.
Y es que con el partido Verde en el poder, en Parras se han cerrado fábricas, centros deportivos, cooperativas y dispensarios, mismos que hoy han cambiado a giros negros.
Ejemplos: el antiguo dispensario “Mater admirabilis”, ahora convertido en un antro de vicio regenteado por Arreola, el director de Desarrollo Social. La que fue tienda de Fomento al Ahorro para los Obreros, ahora una cantina operada por el director de Obras Públicas, cuñado del Alcalde.
Y ante estos cambios radicales de un nuevo milenio “verde” para Parras, con gobiernos degradantes, es necesario establecer las salvaguardas necesarias para tutelar a los más vulnerables en riesgo por los giros negros de esta nueva ciudad de influyentes sodomitas y, aunque usted no lo crea, con abusadores de cabras y gallinas que no vacilarán en montar un espectáculo con actos de zoofilia.
Por eso es necesario que en Parras se construya una zona de tolerancia fuera de la ciudad, una franja hotelera para el turismo sexual y área con casino que detonaría el turismo y el empleo para los que se van de Parras para trabajar.
Durante muchos años, este columnista luchó porque la zona roja de Tijuana dejara de llamarse “La Coahuila”, una ofensa para nuestra identidad y nuestro estado. Ahora tenemos que cuidar que Parras no adquiera connotación de giro negro.
Y no crea que nos asusta esta nueva dialéctica moral: por un lado, el tradicional culto a la sagrada Patrona del Santuario; en el extremo opuesto, el nuevo culto verde ecologista en el antro “La Patrona”, templo pagano del sexo en vivo, la lujuria y las adicciones. Usted sabrá escoger, es cuestión de gustos entre sodomitas y guadalupanos.