Diferencias entre un empresario y un empleado al frente de la IP

Usted está aquí

Diferencias entre un empresario y un empleado al frente de la IP

SEGUNDA PARTE

Que se sepa, don Eugenio Garza Sada nunca tocó el timbre de Los Pinos, y no fue porque la residencia oficial de los presidentes de México de 1934 al 2018 no lo tenía, y menos lo tiene ahora, que demagógicamente ha sido nombrada por la 4T como la “casa del pueblo”.

El tema es que al industrial regiomontano no le gustaba ir a ver a los presidentes a esa casa. Sí se encontró varias veces con algunos de los mandatarios que pasaron por su vida, pero procuraba no ir a Los Pinos.

Les platico: Fue el primer empresario de Monterrey que tuvo el “honor” de recibir en su casa a un presidente cuando éste insistió tanto en querer verlo, que el líder industrial no tuvo más remedio que decirle: “Bueno, pues si tantas ganas tiene de hablar conmigo, venga a verme”.

Y Luis Echeverría lo hizo cuando apenas iniciaba su sexenio (1970-1976). Vino a Monterrey, y frugal como lo era no solo en su vestir sino en su decir, don Eugenio no divulgó nunca qué temas le consultó el presidente durante la reunión que sostuvieron en su casa.

No fue el único mandatario que lo consultó sobre temas nacionales relativos no solo a la actividad empresarial. Que hayan acatado sus opiniones o no, es otra cosa, pero era un referente nacional como lo eran algunos de los de su rango en aquellos años.

A las 9 de la mañana del 17 de septiembre de 1973, don Eugenio fue asesinado por un comando de la Liga Comunista 23 de Septiembre, cuando estaba a punto de llegar a sus oficinas de la Cervecería Cuauhtémoc.

Buscando darle “luz a la asamblea” sobre el mar de conjeturas e hipótesis que se hicieron sobre su muerte, busqué a Gustavo Adolfo Hirales Morán -fundador de esa Liga- y el resultado de mi plática con él son los artículos que escribí el 23 de febrero y el 22 de septiembre de 2019.

Aquí están los enlaces para quienes quieran ahondar en el tema, en voz del más acreditado para hacerlo, y no así los Pedro Salmerón y Gerardo Fernández Noroña que armaron un escándalo al calificar como “valientes” a los asesinos del prominente industrial mexicano:

https://d.elhorizonte.mx/opinion/editorial/lecciones-de-un-guerrillero-a...

https://www.sdpnoticias.com/columnas/pacido-garza-esto-hable-ayer-liga-c...

La muerte de don Eugenio marcó un parteaguas en el desempeño del empresariado mexicano. Hasta 1973, la IP jugó un rol unificado, sólidamente integrado como gremio público, que representaba un contrapeso ante el poder político del gobierno.

Era muy raro que alguien de esa grey se saltara las trancas. Se paraban en frente del presidente en turno y le hablaban al tú por tú.

Detrás de esos líderes había -como siempre- de dulce, de chile y de manteca, pero operaban como bloque y eran tomados en cuenta.

Tras la muerte de don Eugenio, los empresarios decidieron rascarse cada uno con sus uñas. Vieron la política como un factor ajeno a sus negocios y -salvo honrosas excepciones, como el Maquío Clouthier- le dieron la espalda a todo aquello que representara jugarla en bloque y más a hacer política.

Como que se olvidaron del tema y dejaron el campo libre para que los políticos y los empresarios oportunistas se sirvieran de ello. Slim fue uno de los muchos oligarcas que salieron beneficiados de ese trance.

 

Si antes los puestos de los organismos cúpula de la IP eran ocupados por percherones -el Maquío fue uno de ellos- de pronto comenzaron a caer en manos de potrillos de segundas y terceras generaciones y de empleados de las grandes corporaciones.

Su nivel de interlocución con el gobierno empezó a mermar, producto de la falsa creencia de que la misión del empresariado es hacia dentro de sus negocios y no hacia afuera.

El peso de la IP ante las organizaciones civiles, cívicas y ciudadanas, declinó. Perdieron peso y credibilidad incluso ante los millones de pymes y micro empresarios que veían como las presidencias de los CCE, Concamin, Concanaco, Caintra, INDEX, Canacintras, anexas, conexas y similares, quedaban en manos de empleados de las grandes empresas o de los juniors que no eran producto del esfuerzo, sino de las herencias suyas o de sus consortes.

La llegada de Morena al poder puso en sus manos a una IP debilitada, diluida por sus afanes individuales, particulares y temerosa de mostrar la cara en posturas que nomás se atreven a expresar en la privacidad, confort y seguridad del chat, en el campo de golf, en el Campestre o en las cenas y comidas entre amigos íntimos, que se dan en sus casas y de vez en cuando -antes- en el Hípico.

Quizá la única excepción a esta actitud egoísta y apolítica de los ipecos, sea Gustavo De Hoyos Walther, el aguerrido presidente nacional de Coparmex, a quien en el último evento nacional de ese gremio patronal en Monterrey, le pregunté si le tiraba a las elecciones del 2021 o del 2024, y aunque me respondió que no, hubo algo en su expresión que interpreté como un “a lo mejor, sí”.

Los despistados de la 4T y sus apóstoles externos, se rasgan las vestiduras culpando a Calderón de conspirar contra MALO y sus mandatos.

Fuera de que él y su esposa puedan representar una opción política más en las elecciones venideras, se me hace que les están dedicando demasiada importancia. Calderón cometió muchos errores y tiene cuentas pendientes con los mexicanos, más que con los amos de la 4T.

Un ejemplo de la ingenuidad de los acólitos del poder, es la creencia vuelta acusación de la diputada plurinominal sinaloense Tatiana Clouthier, al decir que el sitio “Pejeleaks” que le tupió a MALO durante su campaña, operaba desde Los Angeles, California, pagado por Calderón, cuando en realidad esa plataforma fue creada en Panamá y nada tuvo qué ver con el ex presidente.

Hablan y actúan al más puro estilo “Clemente Jacques”. No tienen remedio, ni lo tendrán, como diría don Teofilito.

Y como no tienen remedio, la IP tiene ante sí una oportunidad de oro para congraciarse ante los 8 millones de pymes que le dan trabajo a casi el 80% de la población laboral.

Tiene una oportunidad dorada ante los millones de mexicanos inconformes con la conducción del País; y ante la comunidad internacional que no deja de mostrar con datos duros, su desaprobación al manejo de la economía nacional, y para muestra, un botón:

En el último mes, han salido del País $7,683 millones de dólares, $183,327 millones de pesos al tipo de cambio vigente, según el Banco de México.

La oportunidad que hoy tiene el empresariado mexicano de salir del ostracismo privado, de dejar los intereses particulares y volverse un agente público, social, cívico y político, es única en la historia.

 

CAJÓN DE SASTRE

“¿Qué esperan?”, pregunta impaciente la irreverente de mi Gaby.