Echándose a ‘la Constanza’

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Echándose a ‘la Constanza’

Bajo el código moral vigente es inaceptable que un taxista le grite “guapa” a una transeúnte, porque “¡maldito macho retrógrada, falócrata opresor, cavernícola cosificador, promotor del heteropatriarcado y enemigo del #MeToo!”.

Sin embargo, la más sórdida violación ocurre diariamente en nuestras propias narices y nosotros hasta roncamos de indiferencia. 

Me refiero por supuesto a la violación tumultuaria cometida en contra de la hija del “barbón” de Cuatro Ciénegas (¡es chiste, maldita sea!), desde su más tierna edad y hasta hoy día que recién cumplió los 101 añitos de vida: La Constitución de los Estados Unidos Mexicanos o la “pequeña Constanza” como le decía don “Venus” de chiquita.

Lamento que a esa brutal agresión no le dediquemos, en cambio, ni una lagrimita de vez en cuando pese a que la escena ya pasó del softporn al 4X ultrahardcore.

Me queda claro que en cada país se ocupan de meterle sus buenos cogidones a sus respectivas constituciones, pero creo que sólo en México somos tan indolentes y cínicos como para publicitarlo en la prensa como si fuera una monada para presumirse.

Poco falta para que nuestros hampones funcionarios hagan declaraciones como:
“Sí, mire, tenemos planeadas diversas estrategias para que la condenada Constitución se vaya lo más revolcada posible en este sexenio. Le vamos a manosear cada artículo que podamos, pero además nos vamos a *#%@! sobre ella en cada párrafo, fracción o inciso, empezando por los capítulos concernientes a las Garantías Individuales. Estamos muy orgullosos porque será algo verdaderamente inédito en la historia de nuestro Estado”.

Créame, estamos a nada de que presuman sus fechorías.

Nuestro secretario de Finanzas en Coahuila, Blas Flores Dávila, dio un importante paso en este sentido pues explicó cómo se malversaron los recursos logrados –con más deuda bancaria, obviamente– por la presente administración a menos de un trimestre de iniciada.

¿Qué pasó? Aquí se lo explico:
Sucede que el Gobierno de Far Far Away que encabeza Miguel Riquelme tercero solicitó un nuevo préstamo bancario de unos mil milloncejos, nomás, para tener con que arrancar el sexenio con toda la actitud (y eso que, según el panzón que le heredó el cargo, teníamos finanzas muy sanas, aunque claro que no dejó ni un pinche clavito de donde colgar la foto oficial).

La deuda bancaria solicitada por Coahuila fue usada para cubrir gasto corriente pese a ser inconstitucional"

Como además es año de elecciones sabemos que la Federación tratará de convencernos de que AMLO busca instaurar el nuevo orden intergaláctico bolivariano y ello cuesta muchísimos miles de millones de pesos, así que no creo que invierta mucho en el progreso o el desarrollo de las entidades porque eso no es prioritario. Antes, al contrario, los estados deben aportar a la polla para el candidato Meade o de lo contrario atenerse a quedar descobijados si llega a quedar un presidente azul o –¡ni lo mande Pazuzu!– ya saben quién.

Así que estados como Coahuila rásquense como puedan y, si en el banco o en el Monte Pío, todavía les dan algo a cambio del carruaje de Juárez o por la hipoteca de un “céntrico y palaciego local en cantera rosa” agárrenlo, son tiempos de austeridad.
Así hizo el previsor Gobierno de su majestad Riquelme quien, como ya dijimos, solicitó mil millones –nueva unidad estándar para los adeudos estatales– y fue luego a revisar al cajero automático de allí enfrente y ¡oh, sorpresa, sí depositaron!

“¡Bueno… ya qué!”, se dijo.
Y bien, ahora dígame usted: ¿En qué cree que nuestro Gobierno de progreso y de vanguardia invirtió esta importante cantidad de dinero que –aunque palidezca ante el monto total del adeudo coahuilense– no deja de ser una muy respetable suma de devaluados pesos? ¿En qué? ¿En infraestructura? ¿En ciencia y tecnología? 
¿Vamos a poner un satélite de comunicaciones en órbita? ¿El Coneja I?

¡Nada! Los mil millones son para cubrir el más ordinario, vulgar y anodino gasto corriente. Es decir, es para pago a proveedores y para liquidez de la propia nómina estatal.

El tesorero de la escopeta detrás, el propio Blas Flores, reconoció que parte de este dinero se utilizó para ¡pagar aguinaldos! de los empleados estatales.

Y créame, yo no tengo nada en contra de que cada empleado reciba lo que ya devengó. Pero sí entiéndame por favor: Si una entidad necesita adquirir más deuda bancaria tan sólo para darle solvencia a su nómina (para pagar aguinaldos) es porque está a un estornudo del coma, a nada del más catastrófico colapso.

Entiéndalos, esta manga de pusilánimes sólo está administrando las ruinas que dejaron los Moreira y no tienen mucho empacho en reconocerlo.

Ah, pero por si fuera poco –y era la esencia de este comentario– le recuerdo a don Blas lo que dice el artículo 117 Constitucional en su fracción VIII, que a la letra cito: “Los Estados y los Municipios no podrán contraer obligaciones o empréstitos sino cuando se destinen a inversiones públicas productivas… En ningún caso podrán destinar empréstitos para cubrir gasto corriente”.
Y pese a estar incurriendo en un delito, pese a estarle bajando los calzones a “la pequeña Constanza”, Flores Dávila lo anuncia muy orondo: “Pagamos los aguinaldos y unas cosas que debíamos en Coppel”.

Ya le digo, a nada estamos de que los muy cínicos hasta nos lo presuman, ¿y nosotros? como si fuese la cosa más normal de este mundo orate, al que cada día entiendo francamente menos.

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