Eduardo Martín Cuéllar; un guerrero hasta el final de hospital en hospital

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Eduardo Martín Cuéllar; un guerrero hasta el final de hospital en hospital

Vital. Eduardo Martín Cuéllar vivió la vida al máximo y se ganó el respeto de amigos y compañeros, así como el amor de su familia. CORTESÍA
A pesar de seguir estrictamente las medidas sanitarias, el ingeniero se contagió de COVID y tras dos semanas de atenciones; ayer perdió la vida

El ingeniero Eduardo Martín Cuéllar peregrinó de hospital en hospital privado en Saltillo, pero ninguno pudo atenderlo porque ya no había camas disponibles para enfermos de COVID. Aunque en Monterrey también tuvo problemas, al fin se pudo hospitalizar. Lamentablemente ayer lunes perdió su batalla por la vida.

“Mi tío era una persona autosuficiente, no obstante la edad. Tenía 77 años. Se fue en un par de semanas, con la familia muy cerca y muy unida, en un buen lugar donde lo atendieron lo mejor que se pudo”, dijo Héctor Laredo.

“La realidad es más dramática de lo que parece”, reflexionó Héctor Laredo. Y es que su familia siguió las medidas preventivas durante meses, y en un viaje que fueron a recoger unas cosas a casa de una tía, en una camioneta, salieron tres casos positivos en su familia.

PADECÍA DE ALGUNAS ENFERMEDADES CRÓNICAS

Eduardo Martín Cuéllar también sufría problemas renales y hepáticos, pero estaba controlado, solo que la enfermedad del COVID desencadenó complicaciones que su cuerpo no resistió.

Y aunque contaba con seguro de gastos médicos y el apoyo de la Universidad Autónoma del Noreste, de donde fue socio fundador y ex integrante del Consejo Directivo de UANE A.C., no pudo ser internado por falta de camas.

LA TRISTE NOTICIA

Ayer a las 07:15 horas, los familiares de Eduardo Martín Cuéllar recibieron la noticia del fallecimiento y que en cuatro días les entregarían las cenizas. “No te dan para escoger, ni se puede antes”, dijo Héctor Laredo.

“Todos los días nos pasaban un reporte por teléfono, médicos con mucha empatía, son muy amables, pero te explican con frialdad cómo se van a apagando los signos vitales”.

Héctor Laredo recordó la última vez que vio a su tío Eduardo Martín Cuéllar: fue cuando lo trasladaron de emergencia a Monterrey, aunque iba enfermo, se encontraba lúcido y sabía lo que estaba pasando, encapsulado como todos los pacientes, así se despidió de sus familiares en Saltillo.

En Monterrey pudo entrar al hospital justo cuando otro paciente, también adulto mayor, salió del área COVID.

En su familia lo recuerdan con cariño, como un hombre amable, enamorado de la educación, apasionado, muy vivo.