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El adiós...
'¡Qué lástima que yo no pueda entonar con una voz
engolada esas brillantes
romanzas a las
glorias de la patria! '
León Felipe
Coahuila es una entidad federativa muy sui generis. Empezaré por apuntar que aquí prevalece el incumplimiento del Estado de Derecho, y eso es gravísimo porque atenta contra el principio de legalidad y seguridad jurídica. En nuestra tierra las leyes se hacen a modo del Gobierno en turno, y como aquí jamás ha habido alternancia, pues nuestro orden jurídico es eminente factoría del partido tricolor que lleva gobernándonos más de 84 años. Del engaño han hecho un arma poderosa, y el engaño, usted lo sabe, encumbra miserables en el poder. El juego perverso de mentiras es una estrategia muy efectiva, tan efectiva que se puedo con ello eclipsar la verdad. El engaño opera como una capa de invisibilidad que les permite abstraer a la gente de su realidad y dominarlos. Y entre más ignorante y escasa de recursos materiales es la población, mejor opera la engañifa. Por ende, no hay ninguna razón para que el Revolucionario Institucional pretenda algún cambio. Se mantienen las mismas componendas porque está visto que son una forma “inmejorable” para perpetuarse en el poder y sostenerse en la ubre per secula seculorum. Las instituciones evolucionan al ritmo marcado por la sociedad en la que están, aquí no han evolucionado. La sociedad se mantiene al margen y se mueve con lo que existe, aunque no todos estén de acuerdo en ello. La formación del espíritu crítico que se supone adquieres –en mucho– a través de la educación, pues tampoco. Los jóvenes abominan interesarse en la cosa pública. La escuela como institución que enseña a mantener la mente abierta y el sentido crítico despierto, pues tache también. Como nos ha hecho daño a los mexicanos la falta de desarrollo de nuestra capacidad crítica… Pero esto ha llegado a un punto en que debiera ser insostenible, por más que el engaño forme parte de nuestro comportamiento desde que aparece el lenguaje, por más que sea un comportamiento “eficiente” para el mentiroso, los seres humanos tenemos capacidad para detectar al manipulador, sólo que nos hagamos que no lo vemos. Nomás mire usted el tamaño de la factura que esta desidia nos ha acarreado. Este adoctrinamiento borreguil para aguantar callado y sin chistar los desmanes a todas vistas de un Gobierno que le importa una pura y dos con sal el bienestar de sus gobernados, ya debe tocar fondo. ¿No está usted harto de la demagogia, del populismo barato, de las promesas incumplidas de quienes tiene más de 84 años gobernando Coahuila? ¿Qué reformas efectivas se han hecho para disminuir la pobreza en el campo coahuilense y en las zonas marginadas de las ciudades, para poner un hasta aquí al deprimente servicio de salud pública, que tiene estantes vacíos de medicamentos, de materiales para curación, de calidad y calidez de quienes están obligados a darlas a los derechohabientes? ¿Qué hizo esta administración que concluye el 30 de noviembre para poner tras las rejas a los que endeudaron a Coahuila con un cinismo y desparpajo absolutos? ¿Qué reforma integral de la justicia se realizó para recuperar la confianza y la credibilidad en sus jueces y magistrados? La corrupción está a la orden del día en Coahuila, aunque la “instrucción” sea no hablar de ello… de los desaparecidos de Allende, de las fosas clandestinas, de los proveedores fantasma, de cuanto exhibe la investigación de la Universidad texana de la administración en turno, de los vínculos con el narcotráfico… ¿Qué se abonó para la emancipación de una mayoría tricolor en el Congreso, que nunca ha representado los intereses de sus mandantes?
Todo esto indica el fracaso total de una política sexenal que no quiso edificar puentes ni privilegiar encuentros de diálogo y entendimiento, y se limitó a repetir lo deleznablemente consabido, que prefirió quedarse en la inutilidad de las acciones discursivas que no cuajan en los hechos, en la no integración de los otros actores políticos, todo en detrimento de la construcción de un proyecto político incluyente, innovador y moderno. Coahuila se pierde en el marasmo de mediocridad gubernamental, de cerrazón institucionalizada, de corrupción e impunidad consentidas, de soberbia y arrogancia de un régimen vetusto y desprovisto del más elemental viso de patriotismo, con la soberanía perdida en el engaño, la desvergüenza y la manipulación de la que ha sido objeto a ojos vistas.
Que cierre tan pobre de esta administración: nombramientos a modo en las Fiscalías… y el corolario: las 81 notarías repartidas como colación a sus esbirros y amigos. Y qué condena terrible si el Tribunal Electoral de la Federación le asesta el tiro de gracia a nuestra amada y noble tierra, en los próximos días…