El día que los jóvenes dejaron Facebook y salieron a ayudar (Cobertura Vanguardia)

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El día que los jóvenes dejaron Facebook y salieron a ayudar (Cobertura Vanguardia)

Continúan. La búsqueda de personas en el multifamiliar de Tlalpan y Taxqueña se reanudó con ayuda de los equipos de rescate japoneses. Foto: Vanguardia/Luis Salcedo
La solidaridad que mostraron activamente ante la tragedia reveló la verdadera cara de los millennials
Yo soy millennial y no me gustaba ese estereotipo”.
Francisco Montes de Oca, voluntario.

A Jorge Miranda de 26 años, sus papás le platicaban del terremoto del 85. Le contaban historias desgarradoras pero también esas historias de apoyo y solidaridad. Él se imaginaba esos momentos, pero hasta que lo vio y lo vivió, se dio cuenta de la magnitud. 

Cuando ocurrió el sismo de 7.1 grados el pasado martes, Jorge recordó esos relatos de sus padres. Ahora entendía que le tocaba a él ser parte de eso. Entonces se enfundó una casaca naranja y se fue al multifamiliar de Tlalpan, donde un complejo familiar de cinco pisos se había desplomado. Era la primera vez que brindaba ayuda a damnificados.

“Te puedes imaginar pero hasta que lo ves así y te toca vivirlo te das cuenta que tienes que ayudar en lo que puedas, parando el tráfico, recogiendo el escombro, la ayuda es igual, cuando lo vives sientes la necesidad”, platica Jorge.

Cómo él, un ejército de jóvenes se desprendieron del estereotipo millennial y se pusieron a ayudar de forma masiva. Cargan víveres, dirigen el tráfico, remueven escombro, ofrecen comida, apoyan a rescatistas y vigilan los cercos. 

Jorge, estudiante de Comunicación, coordina las actividades en el Centro de Acopio frente al Multifamiliar; la repartición de comida, la gente que llega a ayudar, el apoyo para la gente que está en las labores de rescate.

“Es chingón que los jóvenes salgan y tengan la iniciativa de ayudar. Estamos dando un ejemplo al salir por nuestros propios medios, tratar de apoyar en lo que se pueda”, menciona.

Su papá está adentro, es topógrafo y está apoyando en los trabajos del Multifamiliar.

Ahí mismo, está Dafne García, una pequeña de 15 años que cursa tercero de secundaria. Ella carga con una caja de hamburguesas que ofrece a los voluntarios y a la gente que sale del cerco, viene acompañada de su familia desde Chalco. 

“Es padre que haya muchas personas ayudando así se ve la solidaridad. Me motiva ayudar a la gente que lo ha perdido todo”, afirma Dafne.

Valiente. Jorge Miranda estudia Comunicación, y en este momento coordina las actividades en el Centro de Acopio frente al Multifamiliar, no podía quedarse cruzado de brazos.

¿NINIS?

“Qué lástima que tenga que pasar algo tan malo para que pasara algo tan bueno”, menciona Laura Serrano de 21 años sobre la unión y la solidaridad que mostró su generación ante la contingencia. 

Laura estudia fisioterapia y es entrenadora de gimnasia artística, pero en estos momentos controla el acceso a la zona de campamento de las familias que esperan por noticias de sus seres queridos, aquellos atrapados en Álvaro Obregón 286 en la colonia Roma. 

“Quería pasar a los escombros pero me va a tocar como hasta las 10 de la noche”, dice cuando es mediodía. El puñado de jóvenes que se volcaron a la contingencia tienen el ímpetu de ayudar lo más que puedan, y no les importa que sea fin de semana. 

Laura viste casaca naranja y casco, lleva su número de celular rayado en el antebrazo. Es su primer día en esta zona. Las noches anteriores había ayudado a repartir café y tortas en Ciudad Universitaria.

En un país donde han surgido estigmas como los “ninis”, aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan, Laura cuenta que no puede estar en su casa sin sentir ansiedad por querer salir a ayudar. “Siento impotencia si estoy en la casa, mejor me salgo a ayudar aunque mis papás tengan miedo”. 

La misma impotencia, como un virus que se esparce, parecen sentirla miles de jóvenes. Francisco Montes de Oca tiene 19 años y es estudiante de ingeniería en sistemas computacionales. “Me da impotencia estar en mi casa y no hacer nada, aquí soy útil, ya sea transportando víveres que es lo que estoy haciendo desde el martes o en labores de mover escombro”, dice Francisco, quien carga una pala y está en la fila, disciplinada y estoicamente, esperando a que lo llamen para remover escombro. 

DATO

80% del voluntariado pertenece a la generación 
nacida de 1980 al 2000.