Todo discurso tiene una forma, pero sobre todo un fondo. No hay nada que se diga sólo por decirse, sería impensable. En el fondo del mismo se mueven una serie de circunstancias que nos ligan a una forma particular de pensar y se evidencia con las posturas que tomamos ante tal o cual situación. Dichas posturas, la forma como nos presentamos delante de los demás con nuestro discurso y las decisiones que tomamos tienen como trasfondo la ideología que poseemos. En síntesis, nuestras acciones están normadas por nuestra forma de pensar.

Por ejemplo, algunos empresarios mexicanos deambulan entre el pensamiento del liberalismo económico que promueve la preminencia del libre mercado, y la doctrina social cristiana que busca instaurar en las realidades temporales la justicia social. En muchos casos el resultado ha sido la puesta en práctica de un híbrido y las consecuencias ahí están. La riqueza repartida entre unos cuantos.

Lo mismo pasa con las instituciones, las organizaciones y el Estado. En relación al Estado y al gobierno, Luis Villoro en su texto El concepto de ideología y otros ensayos, dirá que las políticas que cualquier gobierno implementa son la evidencia más nítida de la ideología que posee, independientemente de sus discursos.

Como todos lo sabemos, la ideología de Acción Nacional es de derecha, la del Revolucionario Institucional de centro-izquierda y la de Movimiento de Regeneración es de izquierda. Unos defenderán el status quo, otros se mimetizarán y otros más irán por el tema de tener por más las problemáticas sociales y su resolución. Al menos eso es lo que dice el discurso. Claro, hay quienes son de izquierda, pero les gusta vivir como de derecha.

Impensable en su momento la alianza entre el PRD y el PAN. Lo que unía a ambos partidos en la búsqueda del triunfo era solamente la posesión del poder; el desconocimiento de las plataformas ideológicas de ambas organizaciones tuvo sin cuidado a quienes representaban ambos partidos. Ni Alejandra Barrales ni Ricardo Anaya tuvieron en cuenta la ideología.

Por supuesto, quien tiene una ideología no transige. Tiene convicciones e ideas claras, sabe a dónde va. Regine Robin (1976) en “Discurso Político y Coyuntura” dice que la ideología tiene cuatro momentos: nos son arbitrarias (no son impuestas) son necesarias, posibilitan un discurso coherente y se dan en la práctica con una estructura institucional.

¿A dónde va Andrés Manuel? Pareciera que lo tiene claro, el discurso de la honestidad, de la austeridad, del cumplimiento de las promesas, de la coherencia, de la inclusión, de hablar más de justicia que de leyes nos dan un cierto descanso a quienes le apostamos a la construcción de lo social. El primer discurso que pronunció en el Zócalo fue uno incluyente y esperanzador. Sin embargo, al tiempo apareció la bipolaridad en su narrativa. Por ejemplo, la inclusión no se debe de dar sólo con quien yo considero comparte mi forma de pensar. Para hacer inclusión, nadie se puede quedar fuera, nadie.

En el ideario existencial del Presidente se nota la necesidad y la urgencia de pasar a la historia, esto puede ser posible, y el discurso que es su principal herramienta y capital político puede ser factor. Pero es de vital importancia que sus asesores le digan que ya es hora de dejar a un lado el discurso de confrontación que sigue utilizando en lo cotidiano.

Completamente de acuerdo cuando dice que la frivolidad, la banalidad, la corrupción, la impunidad, el abuso de poder, las omisiones, la riqueza excesiva de la clase política y las acciones inmorales son cosas que nos ofendieron y nos siguen ofendiendo a todos. Sin embargo, es tiempo de dejar el discurso acusatorio atrás y comenzar a mirar hacia adelante.

¿Cuál es el pensamiento que proponen Jesús de Nazaret y Ernesto Guevara de la Serna? Esos son los referentes de Andrés Manuel. Y ahora le pregunto a usted, ¿cuál es su ideología? Actuemos conforme a ella. La división entre lo que decimos y lo hacemos ha conflictuado el País. La necesidad de un discurso asertivo y fraterno ésta en el fondo de cualquier ideología. Es tiempo de sumar.

fjesusb@tec.mx