El eco de sus voces

Usted está aquí

El eco de sus voces

Sus voces se dejaron escuchar en suaves murmullos. La noche que las recordó fue para cada mexicano un multiplicarse en vivencias e imágenes. Recuerdos. “Nada hay tan vivo como un recuerdo”, diría el poeta.

Así, en uno de esos lejanos recuerdos, una noche estrellada, en la terraza de una cabaña. A la altura de un metro con 10 centímetros, seis o siete años. Se experimentaba el típico frío serrano en la profundidad oscura. Millones de estrellas, como nunca antes las había visto, y como nunca antes las vería después, hacían parecer por su inmensidad que caerían sobre nosotros. Y entonces, la pregunta de si aquello sería posible. Que todo se precipitara encima de nuestras cabezas y acabara con nuestra existencia. Con la decidida respuesta del no, con el convencimiento de la persona que era mi seguridad, la noche se transformó de aterradora en mágica, protegida, y luego, en el recuerdo para siempre, entrañable. La luz de las estrellas iluminaría entonces ese primigenio entendimiento infantil. Y la voz segura de mi protección me acompañaría en jornadas que no tendrían que ver con las estrellas, pero sí con decisiones tomadas exactamente 20 años después.

Los recuerdos son chispazos encendidos en la memoria del corazón. Vienen en los momentos más insospechados. Se han mantenido resguardados por alguna razón que no conocemos. Viven ahí, algunos para siempre, soportando las ráfagas del tiempo, temporadas de seca o lluvias; mañanas de rocío o tardes de tempestad.

Quién lo sabrá. Dejamos que algunos dolorosos permanezcan en un rincón señalando con un dardo el lugar donde más duele. Mientras aquellas remembranzas luminosas aparecen al entornar los ojos; las buscamos entre los restos de una descarnada actualidad.

Aquellos que conjugaron en su momento ternura y atención, permanecen y son equipaje que lleva uno con los años. La figura de la madre de mi madre, yendo de un lado a otro. Quedaría grabada de ella en mi memoria su imagen, cabello encanecido, rayos de plata que le cubrían la espalda; rápidos movimientos y en ellos enorme dulzura al disponer atole para los niños. La entrega de mi taza.

En estos días llega el recuerdo de aquellos amigos dueños de una sonrisa especial; la mirada cargada de ternura y de dulzura; el tono característico de voz del norte; particular modo de pronunciar un nombre, único, especial.

Voces que resuenan en el salón de clases. Dos entrañables maestros, en la universidad, desde donde uno enseñaba Derecho dando ejemplos sacados de la vida y su experiencia; otro más, sentado ante el escritorio y mostrando el futuro para los muchachos que se bebían sus palabras dadas con simpatía y con alegría de vida. Sabíamos que sería la última clase; sabíamos que los extrañaríamos en ese encuentro de unos cuantos meses que ni siquiera completarían el año. Sus voces quedaron, no obstante, bien plantadas en el corazón. Abrirse al conocimiento, entrar en la dinámica del mundo que ellos ya conocían y anhelaban dar a conocer a sus entonces jóvenes estudiantes.

Recuerdos que se unen a unas voces que por estos días salieron a la luz y que permanecen en un rincón del alma, siguiendo a la canción.

La luz de las estrellas y el estreno del encuentro con lo fantástico; la ternura de una mano y una voz gastada por el tiempo, amorosa a través de los años; y la voz que aparece en un eco instando a aprender, instando a hacer.

Vaya por ellos esta dedicatoria en estos días en que los mexicanos interiorizamos en nuestros recuerdos. Íntimas imágenes del pasado que volvemos, en la jornada de una noche, de nuevo a la vida.

GAZETA DEL SALTILLO

Treinta años de la Gazeta del Archivo Municipal de Saltillo. Nuestras felicitaciones por tan grande tamaño de empresa que ha permanecido, constituyéndose en un registro histórico de la ciudad. Felicidades a cada uno de quienes lo han hecho posible desde su nacimiento, al doctor Carlos Manuel Valdés Dávila, a cada uno de los directores del Archivo y a su actual directora, licenciada Olivia Strozzi Galindo. Felicidades a Jesús de León, a Iván Vartan, a todos cuantos participan día con día para que siga constituyéndose en un referente de nuestra querida ciudad.