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El enemigo silencioso

‘Si de por sí militar en cualquier partido ya lo considero un desperdicio de vida, hacerlo para el que sintetiza todos los vicios de la política mexicana es tener por completo extraviada la brújula moral’

La Nación Petatiux es un espacio para hacer catarsis y, en la medida de lo posible, exorcizar los demonios del espíritu cívico con la ayuda del crucifijo de la ironía, todo con el misericordioso favor del Dios del sentido común.

Pero hoy quisiera hablar de un tema muy serio, uno que está afectando a millones de mexicanos y, lo que es peor, sin que muchos de ellos estén enterados siquiera.

Hablamos de un padecimiento que puede llegar a mermar la condición humana hasta reducirla a su nivel más ínfimo.

         Como las peores enfermedades, este mal no se manifiesta sino hasta que ya es demasiado tarde.

         Un sencillo test,  que demora apenas un par de minutos, podría evitarse mucho de este sufrimiento innecesario, pero pocos, prácticamente nadie, se detiene a pensar en que podría tocarles a ellos.
         

La mayoría de estos millones de portadores deambulan por allí sin tener siquiera conocimiento de su penosa condición. 

Como mencionamos, es una afección silenciosa, sin síntomas evidentes, lo que impide tomar cualquier precaución.

Las autoridades apenas se han pronunciado al respecto, porque saben que el problema les rebasa. Lo más seguro es que ni siquiera tengan cifras confiables.

         Quizás usted, o alguien en su familia, forma ya parte de esta incierta y aciaga estadística.

         Lo único que nos resta es tomar conciencia, responsabilizarnos y realizarnos cuanto antes el test.

         Usted también, y cuanto antes, visite la página pri.org.mx/JuntosHacemosMas/ consulte la lista de afiliados y asegúrese de que el Revolucionario Institucional no le haya afiliado sin su consentimiento.

         Con sólo una sencilla consulta por internet usted y los suyos estarán protegidos.

No permita que le conviertan en priísta (al menos no, sin su consentimiento) y tenga que arrastrar consigo esta bochornosa condición que, la ciencia aún no está segura, pero es al parecer hereditaria.

En el 2014 (por si no recuerda) el PRI, aseguró que para el 2015 elevaría su militancia a 9 millones de fieles.

Claro que tratándose del partido de los Roberto Madrazo, de los Arturo Montiel, de los César Duarte, de los Jolopos, de los “Preciosos”, de los Yárrington y los Moreira, pues como que las reglas del juego quedaron un tanto abiertas o digamos, ambiguas.

         ¿Qué, a poco para afiliar gente al partido hay que hacerlo con su consentimiento?

Bueno, ello es una mera sugerencia si no quieres luego llevarte la jocosa sorpresa de que afiliaste a uno que otro difuntillo, a algún desaparecido o hasta presos políticos.

Por dicha razón siempre es preferible preguntar antes: “¿No desea unirse a la gente bonita y positiva del Revolucionario Inc.?”.

—¡Hombre, no lo había pensado, pero sí, estaría suave! ¿Qué necesito, oiga?

— Sólo una copia de su credencial de elector y su firma aquí donde renuncia irrevocablemente a su decencia y a cualquier escrúpulo por minúsculo que sea.                

Que el partido se las gaste así para inflar su padrón y hacer falso alarde de popularidad no me sorprende en absoluto. Me escandaliza más lo que me cobran los taxistas en Saltillo por transportarme en pocilgas sobre ruedas.

Pero que en efecto existan personas aún devotas a lo que representan los regímenes priístas, eso sí me provoca una melancolía como de borrachera oyendo a José José.

Si de por sí militar en cualquier partido ya lo considero un desperdicio de vida, hacerlo para el que sintetiza todos los vicios de la política mexicana es tener por completo extraviada la brújula moral.

Publicó recientemente VANGUARDIA en su portada una encuesta en la que el docente danzarín, Humberto Moreira, campea en las preferencias electorales de los saltillenses. En la misma encuesta aparece en lugar destacado el hijo del inventor de Moreira, Enrique Martínez y Morales.

Yo por sistema desestimo las encuestas. Cuesta demasiado trabajo averiguar si se hizo de buena fe o si fue correctamente instrumentada. Así que mejor las ignoro por completo.

De cualquier manera me niego a acatar el resultado arrojado por dicho ejercicio. 

Prefiero pensar que no fue estadísticamente representativa antes que creer que el grueso de los saltillenses es gente tan corta de memoria y entendimiento como para ansiar el regreso del profe o la llegada de un junior más de las tantas dinastías políticas.

Creo que el PRI puede abultar maliciosamente su nómina. ¡Claro que sí! ¡Eso y mucho más! Pero no que goce del beneplácito de una media poblacional medianamente educada.

Antes creo que la susodicha encuesta se hizo en los cinturones de miseria donde el PRI está tan bien posicionado. Sólo así, porque está demostrado que para afiliarnos al Revolucionario Institucional, sólo muertos, literalmente.

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