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El fracaso y la sonrisa de Ferretti
Muy sonriente, el técnico Ricardo Ferretti resumió en rueda de prensa que el paso de Tigres por la Copa MX fue un simple fracaso. El modo en como tomó la eliminación también dice mucho: soberbia mediática para alimentar una impunidad manifiesta.
Terminar siendo uno de los peores equipos de un torneo clase B, al técnico y a Tigres, mínimo, les debería dar vergüenza. Más por la forma en que fue eliminado que por lo que representa un plantel de quilates comprobado.
Porque si el equipo hubiera sido competente, el no lograr clasificar sería hoy atribuido a cuestiones más asociadas a las consecuencias del futbol. Pero lo de Tigres fue patético desde el momento en que tomó a este torneo como un estorbo.
Es decir, independientemente de cómo ha jugado, un detalle menor a estas alturas, lo preocupante ha sido cómo lo encaró: sin aspiraciones de nada, sin ganas ni hambre competitiva.
Este peculiar y desanimado combo de Tigres exhibió sus precariedades como club por mostrarse indiferente y suficiente en un torneo donde dio la sensación que le quedaba exageradamente chico para su híper inflada propaganda de ser el mejor equipo del país y, por lo mismo, con derecho a tirar flojera cuando se le antoje.
Sin embargo, en la subestimación arrastró su principal pecado: la falta de humildad, precisamente, la que tiene todo equipo que aspira a ser grande y una cualidad que no se puede comprar con ninguna chequera.
Tigres, definitivamente, dejó ver el cobre detrás del oro. Con su tremenda capacidad futbolística –un plantel largo como pocos- para hacerle frente a dos torneos paralelos, se quedó muy corto para enseñar su músculo competitivo. Era su obligación hacerlo para refrendar su poderío.
La Copa MX no puede representar gran cosa, pero es un campeonato oficial. Si para Ferretti no vale nada, para el club y sus aficionados es muy probable que sí. Nadie compite para fracasar, pero Tigres, así como lo decidió su entrenador, demostró que se puede fracasar cuando no se quiere competir.
Tigres ha hecho el ridículo gratuitamente. Lo que se le cuestiona es la falta de seriedad cuando debía tenerla por ese rótulo que se ha ganado en el mercado.
La sonrisa de Ferretti después del segundo gol del Zacatepec y la posterior con la que se presentó ante los medios para, sabiamente, proteger su aura descomprimiendo el ambiente con declaraciones obvias y vacías, confirmó que la altanería de Tigres en esta Copa MX tuvo en el DT a su principal gestor y padre.