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El icono del cine francés Jean-Paul Belmondo recibe el León de Oro
"No pienso nunca en el pasado", aseguró Jean-Paul Belmondo, todo un icono del cine francés que recogió hoy el León de Oro a toda una carrera en el Festival de Venecia de manos de su compatriota Sophie Marceau, con quien compartió cartel a comienzos de los años 80 con "Joyeuses Pâques".
El artista de 83 años, que sufrió un accidente cardiovascular en 2001, agregó con una sonrisa y cierta dificultad en el habla: "Miro hacia adelante, adelante, adelante".
Recibió un caluroso aplauso en el acto en el que recogió el premio de manos de Marceau, quien dijo de él que era un estrella popular, un actor complejo de múltiples facetas y un profesional del arte y el amor.
"A todos nos hizo vibrar" con sus películas, señaló la actriz, que recordó sus orígenes como hijo de un inmigrante argelino que era escultor y una madre francesa, también artista.
Emocionado, el actor apenas dijo que se sentía orgulloso de recibir el premio.
"Estoy muy, muy feliz y muy honrado de estar en Venecia", comentó momentos antes en el breve encuentro que mantuvo con la prensa, en el que respondió siempre con frases breves.
Nacido en 1933, a lo largo de sus más de 50 años de carrera, el actor se convirtió en uno de los intérpretes franceses más famosos junto a Alain Delon, con quien no solo mantuvo duelos interpretativos en la gran pantalla, también en el plano personal la prensa se hizo eco de rivalidades entre ambos.
Sin embargo hoy Belmondo, como si quisiera correr un tupido velo sobre todos esos rumores, aseguró que es amigo de Delon. "Siempre hemos sido amigos y nos vemos".
Belmondo, que de pequeño quiso dedicarse al boxeo y algún que otro campeonato ganó, recordó que su pasión por la interpretación no fue clara al inicio. Pasó ocho años subiéndose a escenarios hasta que Jean Luc Godard se fijó en él y le dio el papel que cambiaría su vida: "À bout de souffle", un título que pasa por ser ya una película de culto y un clásico en el cine francés, así como la vanguardia un estilo que se impondría los años siguientes, la Nouvelle Vague.
También los directores extranjeros se fijaron en él. El italiano Vittorio de Sica le colocó junto a Sophia Loren en "La Ciociara" y ahí comenzaría una fructífera trayectoria fuera de su Francia natal. Pero Belmondo es recordado sobre todo por un cine más comercial, sobre todo en largometrajes de corte policiaco como el aplaudido "L'homme de Rio" (1964) o "Peur sur la ville" (1975), uno de sus mayores éxitos.
Y no se arrepiente de nada, según dijo hoy. "Yo me divertí siempre y ambas vertientes (la autoral y la comercial) son buenas. Como la vida, un día se llora y otro se ríe", dijo.
"He hecho todo lo que quería hacer, pero ahora quiero sol y mar", agregó el bronceadísimo actor, que cuando a fines de los 80 dejó de ser un imán para la taquilla, regresó al teatro.
Sus apariciones en la gran pantalla se fueron espaciando y no fue hasta 1989 cuando consiguió el primer Cesar (el equivalente del Oscar en Francia) de su carrera con "Itinéraire d'un enfant gâté", de Claude Lelouch. El Festival de Cannes le concedió una Palma de Oro honorífica hace tan solo cinco años.
Con Belmondo se entrega hoy el segundo León de Oro de esta edición del certamen italiano, después de que al inicio se entregase el premio al realizador polaco Jerzy Skolimowski.