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El país de un hombre…
Más que un Presidente de un país bananero (terminología y jerga de los años setenta y ochenta del siglo pasado, la cual está hoy de nuevo en boga por el mártir de Macuspana), Andrés Manuel López Obrador se mueve como un líder religioso. Pastor de una grey adocenada y acrítica. Una masa perfectamente educada para obedecer. Por eso es pastor y por eso son sus ovejas. Sus claques le creen todo sin chistar ni protesta alguna. Los mexicanos que creen en AMLO son ovejas al matadero.
Hace unos días un espléndido trabajo periodístico de mi compañero Nazul Aramayo, daba en el quid de la cuestión, el título de su trabajo fue: “No creía en el COVID-19, pero sí en la 4T”. (VANGUARDIA, 12 de Septiembre de 2020). El trabajo daba cuenta de la odisea en el infierno de un ciudadano que vive y lo cuenta, Amado Durón. Son sintomáticas las palabras del entrevistado que estuvo a un tris de irse de este mundo por la mordedura del bacilo chino y la indolencia de las autoridades mexicanas (AMLO y san Hugo López-Gatell a la cabeza. Vamos frisando las 80 mil muertes, las cuales retan acusadoras): “la mayoría de los políticos deberían empezar a pedir perdón por las estupideces que han hecho y han dicho. Creía en la Cuarta Transformación. Ese anillo que dice que le cayó al dedo, yo creo que ya gangrenó el cuerpo de la 4T”. El desencanto rabioso y la ira no dan pie de duda.
¿Entonces por qué le siguen creyendo la masa uniforme de mexicanos y lo aprueban en popularidad? Porque somos un pueblo de ignorantes, nos gusta la magia de la religión, somos católicos y cristianos. Somos crédulos, sólo nos supera Brasil en credulidad y en millones de gente de “fe”. Ambos países en el abismo ya. AMLO tiene muy bien hecho su estilo y tallado su liderazgo: encarna dogmas (él es bueno, santo, puro, casto e inocente), es un iluminado (como Moisés, seguido baja de su despacho con decálogos morales. No leyes que nos beneficien, sino simples recomendaciones morales), se mueve mediante ritos (su conferencia de prensa diaria para desviar la atención de lo que realmente es importante y doloroso para el País), maneja a la perfección los santorales desde su púlpito diario (no celebra a San Judas Tadeo, pero sí utiliza a Francisco I. Madero, Josefa Ortiz de Domínguez, José María Morelos, etcétera, a su antojo y conveniencia)…
Pero caray, esto es conocido y de sobra por todo mundo. ¿Entonces por qué sigue donde sigue? Es algo sencillo: ignorancia y fe. Ciegas. No se necesita ser un iluminado para haberlo visto. Él lo vio inmediatamente y hoy México es el país de un solo hombre. Tozudo y emperrado en su visión unipersonal, paradójicamente el dar dinero a los pobres para que no sean tan pobres, ha resultado en un empeoramiento de la pobreza de manera exponencial por dos motivos: su pésima gerencia de la administración y hacienda pública y la llegada de la pandemia asesina.
ESQUINA-BAJAN
Todas las estimaciones hablan de un común denominador: la contracción económica en México, será del orden de -9 al -12 por ciento en el PIB al final del año. Una tragedia. Sólo durante el mes de abril, el Inegi reportó la pérdida de trabajo de 12.5 millones de mexicanos. Somos uno de los países en el mundo que enfrenta una de las peores caídas del PIB, y también México es el país que menos recursos fiscales ha venido invirtiendo en una recuperación inmediata para afrontar la crisis. El País apenas destina el 1 por ciento de su PIB. Nada. En Gran Bretaña, usted lo sabe, el Gobierno está pagando el salario de al menos once millones de trabajadores. No es un favor. Es su obligación y plan de vida y apuesta. Cuando esto poco a poco se recupere, habrá vida y trabajo para engranar de nuevo la economía nacional y mundial.
El mesías de Andrés Manuel López Obrador sabe lo que está haciendo y sabe quienes son sus interlocutores: una masa de palurdos e iletrados. Sus seguidores, sus claques, hablan de que con esta pandemia (les cayó como “anillo al dedo”, espetó el tipo en su momento), es inminente el fin del neoliberalismo (el capitalismo, pues) y de la globalización. Hablan de que ya cayeron las torres gemelas, hablan de que Donald Trump es el anticristo y se anuncia el fin de los tiempos globales y un nuevo “renacer”. Pues sí, filosofía barata para sirvientas con resabios de “New Age”.
El capitalismo no va a desaparecer, con todos sus yerros que éste tenga. Pero puede ser reformable y perfectible. ¿Son los partidos políticos una opción dura y real de cambio para las próximas elecciones? Usted tendrá su mejor opinión al respecto, pero es lo más a la mano que tenemos y debemos tomar la carta de juego por lo pronto. ¿Quiere usted equilibrar las cosas para que la visión y tozudez de un solo hombre como AMLO no se siga imponiendo? Vote en contra de los candidatos de Morena para equilibrar primero el Congreso local y luego, el federal y que éste sirva de contrapeso para la vocación de dictador de López Obrador.
¿Por quién votar? No lo sé. Usted en su momento lo decidirá frente a la urna. Pero vote en contra de AMLO y su lengua de trapo y sus candidatos zombis que no tienen ideas propias y sólo reciben órdenes. Son claques, ovejas, acólitos, masa. Y claro, tampoco le digo que vote a favor de una candidata impresentable como Martha Loera, quien representa precisamente ese viejo y avinagrado PRI (el partido de los vividores), ese viejo PRI del cual ya nadie quiere saber nada. Pero si le digo que hay candidatos que pueden y son una buena opción tanto en el PRI como en el PAN, los cuales pueden y deben equilibrar el peso de las decisiones e intromisión de AMLO en el Estado.
LETRAS MINÚSCULAS
Hay dos candidatos buenos y seguros: Edna Dávalos (Distrito 12) y Carlos Ramos (Distrito 13). Una del PRI, el otro del PAN. En próxima entrega los analizaremos a todos rumbo al Congreso del Estado.