El próximo mes elegiremos empleados, no patrones

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El próximo mes elegiremos empleados, no patrones

Es importante que antes de que sean las elecciones, les recordemos a quienes buscan el voto para algún cargo de elección popular; que el proceso en el que se encuentran, es para ver si los consideramos o no dependiendo de sus habilidades, valores, conocimientos y destrezas, en nuestros servidores. Porque en cristiano, lo que andan haciendo los candidatos, es buscar chamba de servidores públicos. Es decir, de servidores suyos y míos. Eso, simple y llanamente serán. Aunque por ignorantes o salameros, nosotros les llamemos “Señor Presidente”, “Señor Diputado”, “Señor Senador” o “Señor Alcalde”. Son nuestros empleados no lo olvide y no deje de recordárselos y tratarlos de esa forma cada vez que pueda.

Aclaro, señores no son, porque no vivimos en tiempos del feudalismo, aunque ellos vayan a despachar en el Palacio de Gobierno, en el Palacio Legislativo o en el Palacio Municipal. Desde ahí, no hemos aprendido a diferenciar o a emanciparnos de lo monárquico. Son los contrasentidos de la democracia mexicana. ¿O será que a muchos demócratas les gusta vivir al estilo monárquico?

Ese ha sido el problema. Que quienes han conseguido a través del voto un cargo público, acaban perdiendo piso y cuando en campaña prometieron ser fieles y leales al jefe, una vez que obtuvieran el cargo que el pueblo les otorgó, se acostumbraron al sueño del poder y se sintieron merecedores del oro y del moro. Y es que el fuero, los deliciosos salarios, los privilegios y las prebendas que da el cargo no son para menos. Se sienten señores feudales, intocables, inmunes, todopoderosos, omniscientes y como coloquialmente se dice “paridos por los dioses”. Son la re-encarnación del Tlatoani prehispánico.

Como empleados que quieren ser, teniendo en cuenta el papel de un empleado; se requiere que tengan respeto por su trabajo, es decir, que cumplan correctamente con sus tareas. Las tareas del presidente, del senador, del diputado y de los alcaldes todas son distintas, pero en esencia es el cumplir con los roles establecidos. En la Constitución podrás ver los roles que deben de jugar cada uno de ellos. Pero no solamente eso, se trata de que hagan su trabajo con calidad, que sean proactivos y que desquiten el sueldo. 

Que como empleados nos estén informando constantemente de los logros alcanzados. Que haya informes detallados, objetivos y números no inflados que aparenten que todo va bien. Que sean capaces de identificar, pero sobre todo de resolver problemas. Que sean consistentes, puntuales, participativos, productivos, creativos, que innoven y que sean transparentes. Por cierto, hay que preguntarles si ya hicieron su 3 de 3. Por tanto, que sean honestos, que haya unidad entre lo que dicen y hacen y que sepan trabajar en equipo.

En una empresa, por ejemplo se espera que un empleado tenga la expertiz necesaria. No puede ser que alguien diga “vengo a aprender”, porque lo conducente sería que su trabajo se tomara como prácticas profesionales y no se le pagará por el tiempo invertido ¿Se acuerda de Luis Videgaray? ¿Ya aprendería el oficio de diplomático? 

Lo mínimo sería que quien va a hacer leyes, conociera la Constitución. Que quien va a gobernar el país tuviera información general de todas las políticas públicas que se requieren, de las áreas de oportunidad que existen, de la historia, de la cultura, del contexto y si no que se acerque a auténticos especialistas en cada área, no de advenedizos ni de aprendices.
En fin, esperemos que quienes resulten elegidos se sientan verdaderos servidores del público, porque de lo público es algo así como de todo y de nada. Que den una buena leída al artículo 108 Constitucional y al Código de Ética de los Servidores Públicos del Gobierno Federal donde se detalla la conducta que regirá la conducta de los servidores públicos al servicio de dependencias de la Administración Pública Federal. Ahí se pide a los servidores públicos se apeguen al marco legal, sean honrados, tengan  lealtad a la patria, sean imparciales, eficientes (cfr. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/188651/CodigoEticaServidoresPublicosdeAPF.pdf). 

De manera particular y teniendo en cuenta el giro del empleo, sería oportuno valorar, que quienes estén interesados en la cosa pública, que es para lo que quieren el trabajo, tengan respeto por los ciudadanos, por los derechos humanos, un alto sentido de igualdad y de no discriminación. Que respeten la equidad de género, que trabajen por el desarrollo cultural y por la sostenibilidad. Que practiquen la integridad y la cooperación y que tengan un liderazgo indiscutible. Que practiquen la transparencia y la rendición de cuentas. Sí, no está equivocado, el código es para los servidores públicos que quieren un trabajo en México, no en Noruega. 

Pero es justamente en México, un país malogrado y complicado en mucho por la ineficacia, torpeza y ambición de quienes han ocupado cargos públicos antes y ahora, por lo que seguimos en caída libre. Que se haga realidad el artículo 87 Constitucional que es el marco que usan los políticos diciendo inconscientemente que protestan guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen. Que están dispuestos a desempeñar leal y patrióticamente el cargo que el pueblo les ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y que si así no lo hicieren que la Nación los demande. 

Sin embargo, al momento, muchos siguen sin ser demandados, ni tocados con el pétalo de una rosa. En un trabajo normal, no se les pasan tantas a los empleados. Cambiemos la mentalidad, este 1 de julio elegiremos empleados, no patrones.