El sarape: Tradición que se deshilacha

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El sarape: Tradición que se deshilacha

Una familia con talento es la Mendoza Oyarzábal, que mantiene viva la tradición que le da su rasgo más particular a Saltillo, la elaboración del sarape. / FOTO: Roberto Armocida / Vanguardia
La aportación de Saltillo al mundo vive entre la euforia y la inquietud, sigue cautivando pero pocos lo elaboran

En estos tiempos que corren, solo una empresa local se dedica a la producción del más representativo símbolo de Saltillo: el Sarape.

Pablo Mendoza Oyarzábal, director de la fábrica El Sarape de Saltillo, es quien esto dice y da sus razones.

“Fue la llegada de sarapes elaborados con hilos de acrílico o sintéticos y no de lana de oveja y cordero, de estados sureños de México, lo que llevó al cierre de cuatro de las cinco empresas y pequeñas industrias locales dedicadas al ramo”.

Mendoza Oyarzábal agregó que estas prendas llegadas de fuera, invadieron los centros comerciales que se dedican al manejo y venta de artesanías, por su menor costo.

Señaló que los artesanos del exterior utilizan hilo de acrílico y no lana de oveja o cordero para elaborar el sarape, por lo que el producto que se obtiene es más barato y se produce en menor tiempo, lo que vuelve a la prenda más atractiva.

EL LEJANO Y APRECIABLE ORIGEN
Administrar la Fábrica El Sarape de Saltillo propiedad de la familia Mendoza Oyarzábal es para Pablo Esteban un orgullo. Recordó que en los primeros años la fábrica de sarapes se denominó “El Charro”, y tenía como domicilio la calle de Victoria de esta ciudad.

Señaló que la familia Mendoza Oyarzábal es la tercera generación que se dedica a la elaboración del sarape, porque su abuela Dolores González, fue quien compró la tienda y la fábrica a un español que radicaba en esta ciudad, pero se tenía que regresar a su país.

FOTO: Roberto Armocida / Vanguardia

En aquella época había cinco fábricas importantes y muchas pequeñas que se dedicaban a la elaboración de sarapes, cobijas y mantas, pero desaparecieron por los problemas de la llegada del hilo sintético y problemas económicos, y solo quedaron “El Charro” o sea la actual fábrica El Sarape de Saltillo, y La Favorita.

Al paso del tiempo también La Favorita cerró y se convirtió en una Escuela del Gobierno.

Lo que realmente terminó con las empresas que se dedicaban a elaborar el sarape, cobijas y mantas de lana, fue la llegada del hilo sintético. Cambiaron los textiles y todo el producto y sus derivados cambió.

UNA PRENDA MULTICOLOR
El sarape de Saltillo se distingue por el diamante, cenefas y colores diversos, los que portaban los españoles que eran dueños de grandes extensiones de tierras y bienes económicos, y contaban con el poder para traer indios de Tlaxcala y constituir la Nueva Tlaxcala, ahora Saltillo.

La historia nos cita que de la calle de Allende al poniente hasta el oriente se asentó San Esteban de La Nueva Tlaxcala y ahí se establecieron los tlaxcaltecas, y al lado contrario, o sea al oriente, estaban los españoles.

Los ibéricos trajeron hasta dos millones de borregos, y por ende llegó lana para elaborar las prendas de vestir, y posteriormente las cobijas, gabán, jorongo, poncho y mantas que portaban los habitantes de esta ciudad.

También con la lana, pero más delgado, se elaboró el sarape, con el diamante que representa belleza, dinero y poder.

FOTO: Roberto Armocida / Vanguardia

Además se colocaron alegorías o dibujos y las cenefas en color amarillo, porque era la representación de la bandera de España de amarillo y rojos, además se colocaron las flores como la rosa y el clavel, que representaban la belleza y el amor, con los colores que resaltan más la belleza del sarape.

En el siglo pasado, después de las dos guerras mundiales, el Sarape de Saltillo cobró mayor relevancia, porque los americanos no podían viajar a Europa y acudían a México adquirir el sarape para conservarlo o como regalo.

Fue esta la razón de que empezara a tejerse al centro del sarape, en vez del diamante, el retrato de un familiar, un ser querido, amigo o funcionario público, y se le ponía el nombre de la persona, de una empresa, ciudad y país.

La empresa tiene una tradición, la de elaborar y regalar un sarape, con el dibujo o retrato a los papas, como al Papa Pío IX. Juan Pablo II, durante su visita a Monterrey lo recibió de parte de uno de sus trabajadores.

“Ahora estamos en la espera de entregar al Papa Francisco un sarape de Saltillo, durante la visita que se tiene programada realizar a Roma, Italia, en fecha próxima, y que nos dé la bendición para continuar con la tradición de elaborar el Sarape no solo para orgullo de los coahuilenses, sino de los mexicanos”, dijo.

Una labor cuidadosa elaborar un sarape requiere precisión, paciencia, talento y buen gusto. / FOTO: Roberto Armocida / Vanguardia

PARA HACER UN SARAPE SE NECESITA...
Se coloca esta tela a lo ancho del telar según la medida que se vaya a tejer

La trama se va tejiendo o entrelazando accionando con los pies y manos para formar el primer cuerpo del sarape, que se da el nombre de taco, para después formar la cenefa con diferentes motivos.

En seguida se deja un campo liso de un solo tono para desarrollar el dibujo del centro que se llama diamante, se le da vuelta de la misma forma para terminar la pieza.

Los colores que se tejen juntos semejan el arco iris. Se corta la pieza terminada y se anuda formando una cadena, por último se le teje el fleco por ambos lados.

En lo más rústico se tiene que cardar o hilar las fibras o materias primas que se van a usar, empleándose también el proceso de coloración.

ES IGUAL PERO NO ES LO MISMO
Hay una gran diferencia en el colorido de los dibujos de los sarapes hechos a mano, con otras mantas o tilmas que están hechos en telares automáticos, sin ningún centro o diamante ni disminución de colorido, lo único que tiene es el nombre de sarape.

El Sarape de Saltillo tiene fama nacional, pues forma parte del traje típico de charro, que no sería charro si no va acompañado de un suntuoso sarape de Saltillo.

Los colores antes eran vegetales, y ahora se utilizan los colores minerales. / FOTO: Roberto Armocida / Vanguardia

Es el símbolo más representativo de Saltillo, así podemos decir con orgullo que los primeros sarapes se empezaron a elaborar en los telares de la familia Ramos Aguirre llamado “El Guerrillero”; la familia Oyarzábal llamado “EL Sarape de Saltillo”; la familia García Narro llamada “La Favorita”.

Salven al Sarape: Rescatando una colorida tradición
José Espiridión Zendejo fue un tejedor que enseñó a Héctor Tamayo a elaborar el sarape, pero ahora trasmite sus conocimientos a David López, quienes están a cargo de  la única fábrica de esta prenda activa.

Este lugar donde se mantiene viva esta tradición, tiene su domicilio en Hidalgo 305 sur, en Saltillo.

NECESARIO ACADEMIZAR LA ELABORACIÓN DEL SARAPE
La fábrica La Favorita, que cerró hace tiempo y ahora es La Escuela del Sarape, está en Bolívar y Guerrero.

Esta escuela depende del Gobierno del Estado y está cargo de Claudia Rumayor, quien informó que se tienen 16 estudiantes atendidos por cuatro profesores, y se cuenta con alrededor de 40 telares.

La profesora Rumayor anunció que con el apoyo de profesores y egresados se abrirá un taller para la elaboración del sarape con calidad.

La sutil urdimbre. El sarape saltillense es una pieza delicada, plegable, colorida. La lana con la que está elaborado es la clave de su calidad. / FOTO: Roberto Armocida / Vanguardia

Los estudiantes cuentan con un beca de dos años que cubren los costos de su formación como tejedores de sarapes y otros artículos de lana e hilo. Se inicia con el trabajo en bastidor en el primer semestre y luego pasan al telar con piezas pequeñas hasta que terminan produciendo su sarape de un metro de ancho por dos metros de largo.

TRADICIÓN RECUPERADA
Además se están recuperando las técnicas tradicionales, utilizando productos naturales ya no químicos, para promover y rescatar la elaboración con lana del Sarape de Saltillo, indicó.

La profesora también funge como Directora del Museo del Sarape y Vestidos Tradicionales en Saltillo.

UN TROZO DE HISTORIA
Cabe señalar que con el apoyo de los directivos de la fábrica La Favorita se dio a conocer que el sarape es una pieza que se constituyó hace más de 400 años desde la fundación de la Villa de Santiago de Saltillo, traída por los primeros pobladores tlaxcaltecas.

La presencia de los tlaxcaltecas significó para la región civilización, ya que presentó la posibilidad de diversificar la producción. Ellos realizaban tilmas o jorongos, así como mantas de algodón, que ocuparon la primera industria artesanal de Saltillo y se empezaron a tejer en el barrio de San Esteban de la Nueva Tlaxcala por obrajeros tlaxcaltecas (nombre que se dio a los primeros tejedores).

Para que no lo olviden. Hay acciones muy puntuales, como la creación de una escuela del sarape que mantenga esta actividad viva. / FOTO: Roberto Armocida / Vanguardia

Los costos
Sintético
>El sarape elaborado con hilo acrílico, de 40 centímetros de ancho por 80 centímetros de largo, cuesta a precio actual 520 pesos, cada uno.
>De un metro 80 centímetros de ancho por 2 metros 20 centímetros de largo cuesta 2 mil 500 pesos Personalizado tiene un costo adicional.

De lana
>El sarape elaborado con lana limpia, de 30 centímetros de ancho por 25 centímetros de largo, cuesta a precio actual 400 pesos.
>El sarape de 75 centímetros de ancho por un 1.50 cms de largo, cuesta 4 mil pesos.
>Y el sarape de un 1.30 cm de ancho por un metro 70 centímetros de largo, a precio actual cuesta 7 mil pesos cada uno.

En corto
>El sarape artesanal se ha visto afectado por las siguientes razones:
>La materia prima que se utilizaba para su confección, la lana, ahora es muy difícil de conseguir y se ha sustituido por acrílico. Además el proceso es más lento.

El golpe
>La llegada de prendas sintéticas obligó a los empresarios locales a disminuir la producción del sarape y dar de baja algunos de sus trabajadores, para evitar el cierre total del negocio.
>Sin embargo, la mayoría no pudo mantenerse en el mercado y dejó de operar.

Becas
>Pablo Esteban Mendoza solicitó becas para que jóvenes ingresen a la Escuela del Sarape, se capaciten como tejedores y se dediquen a producir el sarape, para que la tradición continúe.

Vanguardia