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El terrible veto migratorio
Escuché del cantautor Fernando Delgadillo: “No todo lo blanco es bueno; no es todo lo negro el mal; la luna no hace a la noche, solamente es su lunar”. La era tecnológica no sólo nos alcanzó, sino que nos rebasó. Ciertamente internet es el mayor banco de información, sin embargo, ésta no necesariamente se encuentra al servicio de la verdad. Datos van y vienen sin restricción, y los contenidos se hacen virales usando las redes sociales como medio de transporte. Imposible ahora vivir sin internet; informarse o desinformarse a través de ese medio es tan frecuente como el latir del corazón. En esa dinámica de falsa información, y respecto al tema del momento, igual se nos ha dicho que estamos frente a una inminente guerra con los Estados Unidos, que las grandes empresas norteamericanas asentadas en México ya preparan las maletas para regresar a su país de origen, o que perderemos irremediablemente la visa extendida por el “Tío Sam” si osamos compartir un meme haciendo mofa del señor Trump. Nada de esto es cierto y, sin embargo, produce preocupación entre los mexicanos. Lamentablemente el veto migratorio no forma parte de la colección de datos falsos que se difunden a través de las redes; el referido decreto es una realidad y perjudica duramente a los originarios de siete naciones.
Han pasado 11 días de la firma de la orden ejecutiva por la que se cancela el Programa de Refugiados en los Estados Unidos y se suspende la entrada a ese país de ciudadanos de Irak, Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia y Yemen, ante la posibilidad del ingreso de terroristas a territorio norteamericano. La medida dictada por el “güero” puso de nueva cuenta al mundo de cabeza, provocó caos en aeropuertos y generó una serie de manifestaciones que se sumaron a las que ya se habían producido en varias partes del globo, y otras que vendrían después. Las consecuencias no se hicieron esperar. Sally Yates, fiscal general interina de los Estados Unidos, fue despedida por un iracundo señor Trump, a quien no le gustó ni tantito que la dama se negara a defender su veto migratorio. Antes de su partida, Yates declaró que esa orden presidencial significaba una terrible violación a los principios constitucionales de su país, lo que le valió que los voceros de la Casa Blanca la llamaran algo así como traidora al Departamento de Justicia, o lo que es lo mismo, traidora al Presidente. ¡Qué honor, señora Yates! Por su parte, los estados de Washington y Minnesota se opusieron al mentado veto al tiempo que solicitaron judicialmente la suspensión de la medida antimigratoria. Al respecto un Juez Federal de Seattle saltó a la escena y consiguió reflectores al ordenar la interrupción temporal de la orden dictada días atrás por el magnate convertido en Presidente. El juez James Robart y Sally Yates pasarán a la historia del vecino país, al igual que cientos de miles de norteamericanos que han hecho manifiesto su descontento ante las políticas implementadas por el Mandatario.
Aquí en confianza, si internet es como el monstruo de mil cabezas, son precisamente las grandes empresas de tecnología como Apple, Google, Facebook, Uber, eBay y Netflix, entre otras, las que le ponen la sal y pimienta al conflicto al sumarse a las demandas contra el Gobierno de Donald Trump por evitar la entrada a ciudadanos de países de mayoría musulmana. Bajo el argumento que las restricciones violan los derechos de la ciudadanía, constituyen una forma de discriminación y afectan su desarrollo, los gigantes de la tecnología plantean que de persistir el veto migratorio, muchas empresas se verán obligadas a llevar sus centros de operación fuera de la Unión Americana. Así las cosas, la batalla legal por la orden de cancelar el programa de refugiados y prohibir la entrada de musulmanes podría terminar en la Corte Suprema. Los bandos se polarizan. El Departamento de Justicia afirma que el Presidente actuó en ejercicio legítimo de la autoridad para proteger la seguridad nacional; los demandantes, por su parte, alegan que la medida es inconstitucional. La cosa no pinta fácil en el inicio de la era Trump. Por lo pronto, en este lado del Río Bravo seguimos a la expectativa sobre la construcción del famoso muro, mientras celebramos el centenario de nuestra Constitución y disfrutamos el Super Bowl. ¿Por qué no hacerlo?, una cosa no está peleada con la otra. Por cierto, en el espectáculo del medio tiempo, Lady Gaga interpretó, entre otros temas, la canción de Woody Guthrie “This Land is Your Land”, lo que fue considerado por muchos como una sútil protesta contra la política migratoria del presidente Trump. Habrá que pregunatarle a ella su verdadera intención, y para hacerlo, varios amigos se están apuntando… ¡ah, raza!